Le dio suerte para ganar… pero Johann le pide no volver
Zarco, con sus padres tras él, en Le Mans.
Johann Zarco empezó a ir en moto porque al lado de su casa había una tienda del alquiler de motos y su dueño, con ocho años, le dejaba una. Se le daba cada vez mejor, así que a los 13 años conoció a Laurent Fellon, quien le propuso irse a vivir con a su casa para prepararse mejor los campeonatos regionales y soñar con ser profesional. Sus padres lo consintieron. Así, llegó y ganó la Red Bull Rookies Cup de 2007 y entró en el Mundial.
A partir de ahí, dos títulos de Moto2, aterrizaje en MotoGP y mucha espera para la primera victoria, en Australia 2023, con el Prima Pramac Ducati. Sin embargo, Johann tocó la gloria este domingo, en Le Mans, con 34 años -cumple 35 en julio- al imponerse en el GP de Francia, en su carrera 150 en la clase reina.
Sonrisas… sin un diente
Lo más alucinante de todo es que era la primera vez en su trayectoria mundialista en la que su madre, Françoise, iba a un circuito a verle. Su padre tampoco va casi nunca. “Nos lo pidió. Me dijo que no sonriera mucho porque me falta un diente, pero tuve que hacerlo tras ganar”, soltó el progenitor en Canal +. “Me ha pedido que le echara champán desde el podio”, bromeaba el hijo.
Zarco, en el podio de Le Mans.
Luego, Zarco explicó toda la historia. “Mi madre nunca ha venido en 17 años en el Mundial. Nunca le he pedido que venga a verme; ella se encuentra a gusto viéndome desde casa. Pero esta vez le dije que estaría bien que viniera y que viera el GP de Francia, porque la afición es increíble. Incluso aunque no se sintiese cómoda en el box, porque mis padres son más bien tranquilos y aquí hay mucho estrés. Han visto muchas cosas y tendrán mucho que contarle a la familia y a los amigos. Lo que tengan que contar les dará para todo el año. Yo me he sentido muy contento de tenerlos aquí. Acabar así ha sido fantástico. Estábamos contentos con cómo estaba yendo el fin de semana, y deparase lo que deparase la carrera, yo me sentía muy contento de que ellos pudieran ver de primera mano cómo es la afición francesa, y hemos puesto la guinda al pastel con esta victoria”, afirmó.
Eso sí, el galo no desea que su madre vaya más. “Desde lo más profundo de mi corazón, puedo decir que estoy súper contento por lo que hemos conseguido. Sé que a mis padres les gusta disfrutar desde casa, porque pasan muchas cosas en un fin de semana de carreras. No voy a tomar esto como una superstición. Ya tienen sus canitas y mi madre trata de mantener su pelo castaño, así que no voy a forzar que le salgan más canas después de 17 años de competición”, bromeó.
