Marc cuenta, después de cinco años, con una moto de garantías para poder igualar los siete títulos mundiales de MotoGP que posee su histórico rival.
Hace apenas unos meses, a Jack Miller le preguntaban por quién era el mejor piloto de la historia. Más concretamente, que se decantara entre dos grandes nombres del motociclismo, pero el australiano no se quiso mojar. La eterna discusión: ¿Marc Márquez o Valentino Rossi? El actual piloto del Prima Pramac Yamaha aseguró que “la historia de Marc aún no ha llegado al final”, pero que, “en cuanto termine, podremos decidir”. Lo cierto es que no acabará a corto plazo, porque a sus 32 años y recuperado por fin de una lesión que casi lo retira, los planes del español, a día de hoy, no son otros que seguir corriendo. Sin embargo, quizá el aussie tenga que resolver esa duda a corto plazo con una balanza que podría igualarse numéricamente a finales de este mismo año.
Y es que Marc Márquez amenaza más que nunca a su máximo rival. Mientras el ilerdense sigue a pleno rendimiento en MotoGP, Valentino Rossi se despidió de su pasión en la alta competición el pasado 2021. A título personal, se retiró con nueve mundiales y siendo una de las mayores leyendas del motociclismo por todo lo que el italiano supuso para la visibilidad del Mundial. Solo por eso, muchos le consideran el mejor, pero Márquez tiene un objetivo que le persigue desde el pasado 2020, cuando el plan se truncó por una caída en Jerez: igualar a Rossi con un noveno Mundial, el séptimo en MotoGP. Y este 2025 será una oportunidad de oro. La más clara después de cinco temporadas. Tiene la moto, así como el apoyo y las herramientas que le proporciona el apoyo de una fábrica como Ducati siendo piloto oficial. “Está en mis manos”, aseguraba el español en la presentación con los italianos, añadiendo que su mayor objetivo es tener velocidad con su nueva bala roja y conseguir la competitividad que merece una marca como la de Borgo Panigale.
Y él mismo es honesto con su situación de esta temporada: “Soy uno de sus favoritos”. Márquez se pone presión, pero asume que ese es el precio a pagar por estar en el equipo oficial, con las últimas actualizaciones y en la marca que ha sido campeona del mundo por cinco años consecutivos. Está en el equipo para ganar y, si no lo consigue, lo mínimo será no bajarse el podio. Y ahí reside la clave para luchar por un Mundial: la constancia. Que se lo digan a Jorge Martin, que pudo coronarse aún por encima de las once victorias dominicales que acumuló su rival, Pecco Bagnaia, durante la temporada pasada. Y es que los fallos pueden pesar, y mucho, a final de curso. Pero esa lección la aprendió hace mucho Márquez, justamente el año en que Rossi rozó su décimo Mundial.
El español se descolgó de la lucha por el título de 2015 por sus múltiples caídas, lo que llevó a que el italiano se enfrentara cara a cara con Jorge Lorenzo. Bien es sabido lo que pasó aquel año: la famosa patada de Sepang acabó con una sanción a Valentino en la última carrera de la temporada, en Valencia, que le haría perder el título en favor de su compañero de equipo. Y, desde entonces, no hubo más oportunidades para ‘Il Dottore’. Márquez aprendió de sus errores y no volvió a pecar de imprudente: dominó desde 2016 hasta 2019 y solo su fractura en el brazo le frenó de seguir sumando títulos. Por eso, ahora ya plenamente recuperado, con la mejor moto de la parrilla, en el mejor equipo y con la certeza de que sigue siendo el Marc de siempre… ¿Alguien podrá pararle los pies? No queda mucho para saberlo. Y quizá tampoco mucho para que Jack Miller tenga que tomar una decisión.