Aprovecho la obcecación de Leclerc con Albon en el final para ser el primer Ferrari en Ímola. Y todos tan contentos
Hamilton, delante de la ‘colina de la passione’ en el Autódromo Enzo y Dino Ferrari de Ímola.
Hay que tener un especial respeto con los grandes campeones como Hamilton. Quizá ya no esté en el mejor momento de su carrera, pero ofrece los intangibles del ‘viejo zorro’, un sexto sentido para entender lo que va a suceder y aprovecharlo cuando llega. Su carrera fue muy del estilo de Alonso (si tuviera un coche similar) o de Verstappen, cuando están en inferioridad.
El fin de semana de presentación ante los ‘tifosi’ estaba siendo un infierno, pero remontó 8 posiciones para acabar cuarto y el primero de los Ferrari en meta. Fue una carrera de estrategia cambiada, de salir con los duros para ir largo y aprovechar lo que viniera. Y lo que vino fue un coche de seguridad a falta de 27 vueltas con el que se le arregló la carrera. Con un juego nuevo final dio el último estirón y se merendóa a Albon y Leclerc para llevarse 12 puntos, que no es moco de pavo viendo la cosecha de Ferrari de este año.
“Conducir delante de los ‘tifosi’ ha sido lo mejor del año hasta ahora”, aseguraba tras la carrera. De hecho, cuando pasó a Albon y a Leclerc, el público se levantaba y rugía como si se tratase de una victoria. El ‘ferrarismo’ tiene mucho de reverencia al mito y, a falta de victorias, tienen a uno pilotando para ellos ahora. Y con eso, todos se fueron felices a casa, ondeando por la calle las banderas del ‘cavallino’. Y así volverán en Monza en unos meses, a la vuelta del verano. La liturgia paga buenos dividendos emocionales, como sucede en el Vaticano.
“Tenemos mucha presión como equipo, tras haber tenido dificultades con el coche durante el inicio y, sobre todo, por haber tenido una carrera tan sólida y avanzando, ganando terreno. Fue una sensación fantástica”, concedía el heptacampeón del mundo.
“En mi caso, no he tenido una carrera así… no recuerdo la última vez que tuve una carrera así en la que progresara. Estoy seguro de que hubo alguna el año pasado (Silverstone y Spa), pero esta es diferente, obviamente, porque estoy en el coche rojo, todavía no lo había experimentado”, relataba sonriente.
“Así que finalmente tener esa conexión, esa sinergia con el coche hoy y progresar fue una sensación realmente genial”, se conformaba.
“No quiero gafarlo. Sin duda, hay muchos aspectos positivos que sacar. Tuvimos ritmo, así que realmente necesitamos analizar y entender dónde y por qué. Pensé que mejoraríamos este fin de semana con algo que intentamos corregir y creo que hay más por venir”, señala esperanzado.
“La puesta a punto fue realmente buena. El coche se sentía genial en cuanto a la configuración. Y como dije, el equipo de estrategia hizo un trabajo fantástico con las paradas en boxes y las decisiones estratégicas. En resumen, un trabajo fantástico para Ferrari”, afirmaba. Sin el safety en el momento adecuado, todo habría sido distinto y la cara de Hamilton bien distinta, pero así es la F1 cuando te sonríe.