¡Asombroso! Mercedes Ficha a Verstappen, que se Siente Atraído por el Motor, Pero Red Bull No Baja los Brazos

En Brackley aseguran que la operación la querrían llevar a cabo Kallenius, presidente de Mercedes Group, y que sería Russell el sacrificado, quien está cuajando su mejor temporada desde que está en el equipo. En realidad se trata de una partida compleja y muy difícil de completar dadas las limitaciones de Milton Keynes.

Max Verstappen, Red Bull Racing

Para desentrañar el complejo juego mediático que salpica la vida del paddock de la Fórmula 1 es imprescindible cribar las declaraciones con contenido real y excluir aquellas que se lanzan para levantar polvareda sobre el escenario real. El futuro de Max Verstappen se mantiene en el aire, no podía ser de otra manera dado que hablamos del piloto en la cúspide de la pirámide de valores añadidos.

Por un lado está Toto Wolff, experto en dejar un hueco al tetracampeón del mundo, por otro está Christian Horner (apoyado por Helmut Marko) que tiene la tarea de recordarles que su actual piloto tiene un contrato que le une a Red Bull hasta el final de la temporada 2028. La respuesta que Verstappen repite cada vez que le hacen una pregunta sobre su futuro es siempre la misma: “No estoy pensando en ello en este momento”.

La pregunta crucial en esta historia es si realmente existe la posibilidad de que Verstappen pueda estar al inicio de la temporada 2026 al volante de un Mercedes. La respuesta es sí, aunque la probabilidad por el momento no sea especialmente alta. Esto es suficiente para mantener el foco sobre el asunto, la hipótesis de que el próximo año Max podría dejar Red Bull después de diez temporadas no es una noticia falsa.

Ola Kallenius, presidente di Mercedes-Benz Group

Ola Kallenius, Presidente del Grupo Mercedes-Benz

El fin de semana en Barcelona, el presidente del consejo de administración del Grupo Mercedes-Benz, Ola Kallenius, respondiendo a una pregunta de Sky Alemania no se escondió: “Los mejores pilotos quieren conducir los mejores coches. Nuestra tarea es reunir el mejor paquete posible, y con respecto a Max creo que estaría bien en plata…’.

Kallenius habla poco y, cuando lo hace, no lanza mensajes al azar. En la sede de Stuttgart
Verstappen gusta, se le ve como un valor añadido y se le tiene en cuenta como tal. La visión de Ola es pragmática, desde su posición cualquier contraindicación no se pone en la balanza.

En Brackley la visión es diferente. Hay un gran optimismo de cara a la próxima temporada, el mayor cambio reglamentario de la historia de la Fórmula 1 se ve como una oportunidad para volver a lo más alto tras cuatro dolorosas temporadas. El programa de 2026 está estructurado desde hace tiempo, sin dejar nada al azar, empezando por el proyecto de la unidad de potencia, que según los rumores del paddock debería confirmarse como la referencia absoluta al inicio del próximo ciclo técnico.

En este escenario, la posible inclusión de Verstappen presenta pros y contras. Nadie duda del valor añadido que garantizaría Max, pero si realmente llegara a Brackley también habría repercusiones. El actual tándem de pilotos de Mercedes (Russell y Antonelli) es fruto de un largo proceso que comenzó en 2017 con la entrada de George en el programa junior y continuó dos años después con la elección del joven piloto de karts Antonelli. Año tras año, el proyecto querido por Toto Wolff, y llevado a cabo por Gwen Lagrue, ha promocionado a sus dos mejores talentos categoría tras categoría hasta incorporarlos al equipo oficial.

George Russell, Mercedes

George Russell, Mercedes

Foto de: Andy Hone / LAT Images vía Getty Images

Una eventual llegada de Verstappen supondría la salida inmediata de Russell. Un sacrificio nada desdeñable, teniendo en cuenta que George está cuajando su mejor temporada en la Fórmula 1 con un auténtico rendimiento de piloto top. Nueve años de programa quedarían de hecho anulados, ya que en caso de salida Russell exigiría quedar completamente liberado de cualquier obligación con Mercedes. En este escenario también sería necesaria una palmadita en la espalda para Antonelli, que en 2026 se encontraría al lado del piloto conocido por ser el “asesino de compañeros de equipo” por excelencia. El riesgo de que Max queme el proyecto ‘junior’ de Wolff es real.

También hay un último inconveniente potencial que debe tenerse en cuenta. Una vuelta al éxito en 2026 se leería sobre todo como una hazaña de Verstappen, que continuaría su racha de victorias iniciada en Red Bull, con el único contratiempo de 2025 por culpa de un McLaren dominante. Por el contrario, en caso de que el proyecto no tenga éxito, es poco probable que Max se muestre tan complaciente como Russell, algo que no es su estilo, como tampoco lo son otros aspectos directivos.

Verstappen está acostumbrado a hacer sus cosas, con el tiempo se ha ganado ese poder en la casa Red Bull y es poco probable que renuncie a los beneficios a los que se ha acostumbrado. Por otro lado, tener a Verstappen en la casa también aporta ventajas evidentes. Si dentro de doce meses Mercedes se enfrenta cara a cara con McLaren (también propulsados por la misma unidad de potencia fabricada en Brixworth) Max podría ser la variable que marque la diferencia.

Además, alejar a Verstappen de Red Bull sería un golpe letal para las ambiciones de la escudería de Milton Keynes, lo que no es poco teniendo en cuenta las poco idílicas relaciones entre ambos equipos. La impresión es que hay dos visiones diferentes entre Brackley y Stuttgart, motivo por el que se retrasa la renovación de Russell. La voluntad de Kallenius no es prioritaria (el grupo Mercedes posee el 33,3% de la escudería de Fórmula 1, una participación equivalente a la que está en manos de Toto Wolff y Jim Ratcliffe, propietario del grupo INEOS), pero es una voz importante en el equilibrio del consejo.

Christian Horner, Red Bull Racing

Christian Horner, Red Bull Racing

Foto de: Red Bull Content Pool

Por último, está la situación de Verstappen. Lo que dice Red Bull es cierto, Max tiene un contrato que expira en 2028 y que le vincula al equipo, pero más allá de las cláusulas de rescisión (casi todos los acuerdos están ligados a resultados mínimos) ningún equipo puede retener a un piloto que ha expresado claramente su deseo de cambiar de aires, como mucho, puede fijar las condiciones de salida. También hay un último escenario posible en este asunto, en el que Verstappen estaría utilizando la palanca de Mercedes para obtener cambios en el sistema de gestión de Red Bull (de hecho hoy una ‘monarquía’ en manos de Horner) con un reparto de tareas entre varias figuras.

Es cierto que los mejores pilotos persiguen al mejor coche, y ahora mismo apostar por Red Bull de cara a 2026 es una apuesta de alto riesgo teniendo en cuenta que estarán dando sus primeros pasos como motoristas.

Pero Verstappen también es consciente de que será difícil que encuentre otra “zona de confort” como la que puede contar en el equipo en el que ha ganado todo lo que ha podido, un equipo que le ha puesto en el centro del proyecto y que a lo largo de los años le ha concedido libertades que ningún otro piloto (incluido Sebastian Vettel) ha tenido antes. Max también tiene que tenerlo en cuenta, cambiar de equipo no sólo sería una elección técnica, sino también (si no sobre todo) una elección de vida.

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