Tan solo dos jugadores del top-10 están en los cuartos de final de Indian Wells, y la cifra de títulos ganados por las grandes estrellas va a la baja.
Lejos quedan los años de dominio del Big Three, en los que lo extraño era no ver a Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer (además de Andy Murray) en las rondas finales de cada torneo, secundados por una clase media-alta de nivel. El panorama es muy distinto en la actualidad para la ATP, que anda en busca de una lista de referentes que, por el momento, se queda corta. Federer y Nadal ya no están, Djokovic, a sus 37 años, no gana un título desde hace más de siete meses, y de la nueva generación solo brillan constantemente Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, aunque al italiano le costará quitarse la alargada sombra de su sanción por un doble positivo en clostebol.
En Indian Wells, el primer Masters 1.000 del año, se ha evidenciado que la ATP no tiene un amplio grupo de jugadores que consiguen resultados con regularidad, y es que la clase media actual no intimida tanto como la de tiempos pretéritos, en los que nombres como Wawrinka, Ferrer, Tsonga, Cilic, Del Potro, Thiem o Anderson, entre otros, plantaban cara a los mejores de la historia. Tan solo dos miembros del top-10, Alcaraz y Daniil Medvedev, alcanzaron los cuartos de final en el desierto de California, un dato que contrarresta con los seis que llegaron el año pasado a la antepenúltima ronda. En 2015, la última edición en la que el Big Four ocupaba las cuatro primeras plazas del ranking, también seis tenistas alcanzaron los cuartos de final.
Curiosamente, se están cambiando las tornas con la WTA, un circuito del que en los últimos años se criticaba la falta de regularidad de sus estrellas. Cinco de las diez primeras cabezas de serie, incluidas las dos primeras (Aryna Sabalenka e Iga Swiatek), están en los cuartos de final que se disputaron anoche. A los octavos de final femeninos, de hecho, llegaron nueve de las diez primeras cabezas de serie, con Emma Navarro como única ausencia, mientras que en el torneo masculino faltaron cinco top-10 en esta ronda: además de la evidente falta de Sinner por su sanción, cayeron antes de tiempo Djokovic, Zverev, Rublev y Ruud.
La falta de regularidad en la ATP también se evidencia en los títulos, con solo tres jugadores habiendo alzado un trofeo siendo top-10: Sinner (Open de Australia), Alcaraz (Róterdam) y Andrey Rublev (Doha). También conquistó uno Stefanos Tsitsipas (Dubái), aunque al griego le valió para regresar al top-10. El año pasado, por ejemplo, hubo cinco entorchados de top-10 antes de Indian Wells: Sinner ganó en Melbourne y Róterdam, Taylor Fritz conquistó Dallas, Rublev hizo lo propio en Hong Kong y Alex de Miñaur venció en Acapulco. La cifra va a la baja, porque en 2023 hubo ocho victorias del top-10 antes de llegar al Valle de Coachella. En 2015, por poner otro ejemplo y en pleno apogeo del Big Three, hubo 10 títulos de top-10, con triunfos de Nadal, Federer, Djokovic, Ferrer, Nishikori o Wawrinka.
Ser top-10, además, está más barato hoy en día. En el ranking actual, la media de puntos de los diez primeros es de 5.397, mientras que en el mencionado 2015 era de 6.453. Cierto es que, al estar cada torneo más abierto, está más caro ingresar en esta lista porque cada jugador suma más puntos, pero el promedio acaba siendo inferior. Es una evidencia que la primera NextGen no ha cuajado del todo, y es que solo hay dos Grand Slams que han sido ganados por jugadores nacidos en la década de 1990: Thiem y Medvedev, con un US Open cada uno. Otros como Tsitsipas, Rublev y compañía dan la sensación de estar algo estancados, y con Djokovic pudiendo estar dando sus últimos coletazos (es séptimo mundial después de tres derrotas seguidas y desde noviembre de 2023 solo ha ganado los Juegos Olímpicos), la esperanza para la ATP es que a Alcaraz y Sinner se pueden unir varias jóvenes promesas que amenazan con alcanzar lo más alto: Shelton, Draper, Fonseca, Tien, Rune, Mpetshi Perricard, Mensik… Porque el circuito clama al cielo por tener un núcleo sólido de regularidad.