“Venden nuestros nombres… pero no nos pagan”: La brutal desigualdad detrás del salario de Caitlin Clark y Angel Reese que hizo estallar a la comunidad del baloncesto
Durante meses, los fanáticos del baloncesto femenino han celebrado el ascenso meteórico de dos jóvenes estrellas que están redefiniendo lo que significa ser una atleta en la era moderna: Caitlin Clark y Angel Reese.
Ambas han llenado estadios.
Ambas han generado millones en audiencia, patrocinios, productos y tendencias virales.
Ambas son el rostro de una nueva era para la WNBA.
Y sin embargo… ambas están siendo pagadas como si trabajaran en una tienda de conveniencia.
No es sarcasmo.
No es una exageración.
Es una realidad documentada.
Esta semana, se filtraron los números oficiales de los salarios base de las jugadoras novatas de la WNBA. Y lo que se reveló dejó a fanáticos, periodistas e incluso leyendas retiradas, en shock absoluto.
📉 El número que desató la tormenta
El salario base de Caitlin Clark: $76,535 dólares al año.
El de Angel Reese: ligeramente menos, pero en el mismo rango.
Para ponerlo en perspectiva:
Un gerente de supermercado en EE. UU. gana en promedio entre $75,000 y $90,000 al año.
Y mientras los altos mandos de la WNBA guardaban silencio ante la controversia, fue una cámara aún encendida detrás del escenario lo que capturó la frase que haría historia.
Angel Reese, visiblemente frustrada, se giró hacia su equipo y dijo sin rodeos:
“Pueden vender nuestros nombres, pero aún así no nos van a pagar.”
No hubo aplausos.
No hubo efectos de sonido.
Solo una verdad dicha en voz alta. Y millones la escucharon.
💔 Entre la gloria y la precariedad
La frase de Reese se volvió viral en cuestión de horas. En foros de fanáticos, programas deportivos y redes sociales, el tema estalló:
¿Cómo es posible que dos de las figuras más rentables del deporte femenino estén ganando menos que trabajadores de tiempo completo sin exposición mediática?
Caitlin Clark es responsable de algunos de los mayores ratings televisivos en la historia reciente del baloncesto femenino.
Angel Reese es una figura de impacto cultural, con patrocinios de siete cifras y presencia global.
Pero en cuanto al salario de la liga… parece que nada de eso importa.
Y lo más doloroso no es solo la cifra, sino el mensaje que manda:
“Tu impacto vale millones… pero tu trabajo no.”
🧍♀️ Una generación que ya no se calla
Lo más revelador de esta situación no es solo el descontento de las jugadoras, sino su decisión de hablar.
Antes, era común que las atletas simplemente “aguantaran”.
Hoy, Clark y Reese han mostrado otra cara: la de la resistencia, la del coraje y la de la voz firme que ya no acepta lo inaceptable.
Ambas han mantenido la compostura públicamente. Pero sus gestos, sus silencios, y las palabras filtradas en momentos no preparados han dicho más que mil entrevistas.
🔍 ¿Qué dice la WNBA?
Hasta ahora, la liga no ha emitido ningún comunicado oficial sobre la brecha salarial o la reacción masiva de los fanáticos. En su lugar, han optado por celebrar el “impacto histórico” de sus novatas, sin mencionar que ese mismo impacto no se ve reflejado en sus cheques de pago.
Mientras tanto, las comparaciones no se detienen.
Un jugador promedio de la NBA, aunque nunca entre a la cancha, gana más en una semana que Caitlin Clark en toda la temporada.
Y entonces la pregunta arde:
¿Qué se necesita para que el talento femenino sea remunerado con justicia?
🔚 ¿El principio del cambio?
La frase de Angel Reese ha encendido una chispa. Y ya no se trata solo de ella o de Caitlin Clark. Se trata de todas las jugadoras que han sido parte del sistema durante años, ganando migajas mientras construyen una liga con sus manos.
Por primera vez, hay atención. Hay presión. Y hay nombres con peso alzando la voz.
El sistema aún no ha cambiado.
Pero las jugadoras, sí.
Y eso —eso— podría ser el principio de una revolución en la WNBA.