La WNBA vive uno de sus momentos más tensos y polémicos tras las declaraciones explosivas de Kate Martin, quien ha solicitado públicamente la suspensión de Angel Reese por un supuesto puñetazo en la cabeza a Caitlin Clark durante un reciente partido.
🎥 “Que revisen el VAR”: la jugada bajo la lupa
Todo comenzó cuando, en una jugada disputada bajo el aro, Caitlin Clark cayó al suelo tras un contacto con Angel Reese. Martin no tardó en alzar la voz:
“Esto no puede seguir ocurriendo. Debemos limpiar el juego. Si permitimos esto, ¿qué mensaje estamos dando?” — declaró Martin, exigiendo a la liga que revise la acción mediante VAR y tome medidas ejemplares.
La polémica se desató de inmediato en redes sociales, donde fanáticos, periodistas y exjugadoras comenzaron a analizar cuadro por cuadro el video de la jugada en cuestión.
🔥 División total entre aficionados
La reacción del público ha sido explosiva:
Los fans de Caitlin Clark acusan a Angel Reese de juego sucio y celebran la valentía de Martin al denunciarlo.
Los seguidores de Reese, por su parte, acusan una campaña mediática en su contra y defienden el contacto como parte del juego físico.
Las redes sociales hierven con hashtags enfrentados como #SuspendanAReese y #ApoyoAReese, mientras la WNBA guarda silencio.
🏀 La WNBA, bajo presión
Con la liga en plena expansión de audiencia y en el centro del interés mediático, este incidente pone en juego su imagen y credibilidad. La presión sobre los directivos es enorme: ¿deben intervenir o dejar que todo quede como una jugada más?
🧨 ¿Una rivalidad fuera de control?
Esta controversia no es solo una cuestión disciplinaria. Es el reflejo de una rivalidad creciente entre dos figuras clave de la liga: Caitlin Clark, el nuevo fenómeno mediático, y Angel Reese, símbolo de intensidad y actitud dentro de la cancha.
Lo que antes era pura competencia deportiva ahora amenaza con convertirse en una guerra mediática sin precedentes.
⏳ ¿Qué decidirá la WNBA?
La liga aún no ha emitido un comunicado oficial, pero se espera que en las próximas horas se pronuncie. Lo cierto es que la WNBA se enfrenta a una decisión crucial que podría definir su futuro inmediato:
¿Protege su imagen o apoya el juego físico tradicional?