A sus apenas 23 años, la estrella de la WNBA Angel Reese ha logrado lo que muchos sueñan: compró su propia casa. Pero lejos de ser una celebración unánime, este logro ha desatado una ola de controversia en redes sociales, y no por la propiedad… sino por cómo la consiguió.
Y es que muchos fans no tardaron en preguntarse:
¿Fue el básquetbol el que pagó la casa, o sus contratos como modelo e influencer?
¿Sigue siendo una atleta de alto rendimiento, o ya es simplemente, como dicen algunos críticos, “una modelo de Instagram que sabe botar el balón”?
💸 ¿Qué hay detrás de su éxito financiero?
Angel Reese ha sabido capitalizar su fama desde su época universitaria. Contratos con marcas de lujo, campañas de moda, patrocinios exclusivos y una presencia en redes sociales que supera el millón de seguidores. Su influencia va mucho más allá de la duela.
Mientras otras jugadoras apenas reciben atención mediática, Reese es portada de revistas, rostro de campañas y una figura de marketing poderosa. Y sí, eso le ha dejado ingresos que superan por mucho su salario en la WNBA.
Según reportes, el valor de sus acuerdos de imagen y redes triplica su sueldo como atleta profesional.
🤔 ¿Y el básquetbol?
Aquí es donde empieza la discusión.
Algunos aseguran que su talento sigue intacto, pero otros opinan que su pasión por el deporte se ha diluido entre sesiones de fotos, eventos de alfombra roja y videos virales. En algunos partidos recientes, incluso se ha cuestionado su nivel de compromiso.
Y en redes sociales, los comentarios no han tardado:
🗣️ “Angel Reese ya no juega para ganar, juega para la cámara.”
🔥 “No me molesta que sea exitosa… me molesta que ya no se le vea como jugadora.”
💬 “¿La WNBA la necesita o ella ya no necesita a la WNBA?”
🎯 ¿Qué dice Reese?
Hasta ahora, Angel Reese ha evitado responder directamente a las críticas. Pero en publicaciones recientes, ha dejado claro que nadie la encasillará en un solo rol:
“Soy atleta, soy modelo, soy todo lo que quiera ser. No me disculparé por tener múltiples talentos.”
Una frase poderosa… pero que no detiene la conversación.