Lo que parecía una temporada histórica para la WNBA ha tomado un giro inesperado y profundamente divisivo. La estrella del Indiana Fever, Caitlin Clark, ha generado una tormenta mediática al anunciar que se retira indefinidamente de la liga, alegando que Brittney Griner “no es digna” de ser su rival y criticando duramente la dirección “inclusiva” y “woke” que, según ella, ha tomado el baloncesto profesional femenino.
“Yo soy Caitlin Clark y me niego a regresar a una liga donde se distorsiona el significado del deporte y la competencia justa”, declaró en una conferencia informal ante medios seleccionados.
“Brittney Griner no representa lo que el baloncesto femenino debería ser. Esto ya no es deporte, es política con camiseta”, agregó.
Las palabras de Clark han encendido el debate no solo en el mundo del deporte, sino también en la política, los derechos humanos y la cultura popular. Sus declaraciones, percibidas por muchos como un ataque directo a la identidad de Griner, han sido condenadas por activistas, jugadoras, y exjugadoras de la WNBA.
Una fractura profunda en la liga
Desde su regreso a la cancha tras su detención en Rusia, Brittney Griner ha sido símbolo de resiliencia y lucha por la diversidad. Para Clark, sin embargo, la narrativa ha ido demasiado lejos:
“El baloncesto femenino está perdiendo su esencia. No vine aquí para convertirme en parte de una agenda ideológica disfrazada de inclusión”, afirmó la novata.
Sus palabras han causado una grieta pública sin precedentes en la WNBA. Mientras algunas voces la acusan de transfobia y discriminación, otras, más conservadoras, aplauden su valentía por “atreverse a decir lo que muchos callan”.
Reacciones encontradas:
Sue Bird, leyenda del baloncesto, escribió en X (Twitter):
“¿Desde cuándo el talento se mide con prejuicios? Esto no es el legado que queremos dejar”.
Meghan McCain, analista política conservadora, defendió a Clark:
“Caitlin no odia a nadie. Está hablando por miles de deportistas que ven cómo el deporte femenino pierde rumbo”.
¿Qué sigue para la WNBA?
La liga aún no ha emitido un comunicado oficial, pero fuentes cercanas revelan que hay reuniones de emergencia para manejar el escándalo y evitar que la controversia escale aún más.
El retiro de Clark —aunque no definitivo— pone en jaque al futuro de una WNBA que apenas estaba ganando una nueva audiencia gracias a su popularidad. A la vez, pone en la mesa una conversación incómoda pero inevitable: ¿cómo reconciliar inclusión, identidad y competencia en el deporte femenino moderno?