La joven rusa es la nueva sensación del tenis mundial tras su título en el WTA 1000 de Dubái
Andreva, con el trofeo de Dubái.
El nombre de Mirra Andreeva hace tiempo que suena y mucho en los vestuarios de la WTA porque ha dejado varios récords de precocidad en su camino a convertirse en campeona del WTA 1000 de Dubái y ‘top10’ mundial. Para encontrar a la última jugadora de 17 años que se había instalado entre las 10 mejores había que remontarse a la checa Nicole Vaidisova, en 2007.
Mirra, entrenada desde la primavera de 2024 por la española Conchita Martínez, viaja siempre con su madre Raisa, que le hace la cola antes de cada uno de sus partidos. Tiene una hermana Erika, tres años mayor que ella, y que también es tenista.
De hecho, es la 94 del circuito femenino. Siempre se pican jugando al tenis de mesa. “Tenemos una mesa en casa y cuando jugamos siempre nos picamos en alguna jugada. Entonces nos empezamos a decir la una a la otra: ‘si esto me pasa en un partido te mato’. Es imposible no hablar de tenis entre nosotras, pero claro que a veces hablamos de la vida y nuestros sentimientos”.
Las riendas de la carrera de la prometedora Mirra las lleva Juan Acuña en la multinacional IMG. Residente en Cannes, está fichada por Nike y Wilson.
Intento no pensar lo que se dice de mí aunque a veces lo pienso porque no puedo controlar mis pensamientos
“Intento no pensar lo que se dice de mí aunque a veces lo pienso porque no puedo controlar mis pensamientos. Hay días que noto mucha presión y que siento que no soy lo suficientemente buena para estar aquí. Intento visualizar mis partidos en los entrenamientos y eso me ayuda a mejorar”, comenta la joven
Supersticiosa
Andreeva se reconoce muy supersticiosa: “A veces, si voy ganando en un mismo torno, voy a lavar mi ropa después de todos los partidos porque quiero utilizar la misma al día siguiente“. La rusa suele ir al mismo restaurante y a la misma hora y puede llegar a vestirse exactamente igual todos los días.