El último de los ‘Tres Grandes’ dijo adiós en su debut
El último de los ‘Tres Grandes’ dijo adiós en su debut
El idilio de Novak Djokovic con Madrid y su público ha sido este año muy breve. Quizá demasiado. En su primera comparecencia pública, antes del partido, Novak se tomó el esfuerzo de hablar en español (lo entiende mejor que lo habla, pero hay que agradecerle y aplaudirle la voluntad). En su encuentro de primera ronda, ante Matteo Arnaldi, el último de los Tres Grandes jugó como local en el Estadio Manolo Santana, con una grada abarrotada y volcada a su favor, pagando la deuda de respeto que se ha ganado a lo largo de años y batallas en el Mutua Madrid Open. Pero el triunfo fue para el italiano por 6-3 y 6-4 en 101 minutos de juego.
Y un triunfo totalmente justo pues en el Estadio Manolo Santana no se vio al Novak Djokovic que todos recordamos más que a ráfagas. A ráfagas demasiado esporádicas. Le vimos tomar malas decisiones. Le vimos demasiadas veces quedarse a media pista. Sólo cuando estaba ya contra las cuerdas en el segundo set vimos algunas de sus míticas defensas. Y le vimos, también, cometer dos dobles faltas seguidas para entregar el ‘break’ que le costó el primer set.

Matteo Arnaldi
Matteo Arnaldi, uno de los escuderos del sancionado Jannik Sinner (24 años, 44 ATP y aún sin títulos en su haber) jugó con aplomo un partido vistoso pero extraño, que a ratos pareció más un entrenamiento que un partido por la gran cantidad de variantes técnicas que ambos propusieron. No se dejó intimidar por un ambiente que, aunque favorable a su rival, no fue hostil para él, y cuando se vio sacando con 4-3 para confirmar el ‘break’ decisivo, pero con 0-40 abajo, no se puso nervioso. Salvó la situación y mantuvo la ventaja hasta el final.
Arnaldi confesó tras el partido que Novak siempre fue su ídolo. Le hizo el honor de los campeones: jugar a su mejor nivel. Un tenis directo y agresivo. Y ganó. Djokovic, de todos modos, recibió los honores del público. Se los había ganado.