Ocurrió en el Open de Australia de hace unos años
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Andy Murray durante un partido.
Andy Murray es considerado como uno de los mejores tenistas de la historia. Tras Federer, Nadal y Djokovic, el del Reino Unido es el cuarto en cuestión de una generación dorada en el mundo del tenis.
En la época del ‘big three’, Murray logró conquistar tres Grand Slams y estar durante varias semanas como número uno del ranking ATP. Durante su etapa como tenista, nos dejó partidos épicos y agónicos, pero también anécdotas divertidas. Una de ellas no había salido a la luz hasta hace unas horas. Murray ha acudido al podcast ‘Sporting Misadventures’ de Chris Hoy, donde le han preguntado por su situación más vergonzante durante su carrera. El tenista ha contado una historia desconocida hasta el día de hoy.
Un control inoportuno
Ocurrió hace unos años, en la primera ronda del Abierto de Australia. El británico venía de ganar un partido agónico de casi cinco horas que le había dejado devastado: “A finales del año anterior, había estado teniendo algunos problemas con calambres, así que en ese partido era el primer torneo del nuevo año y estaba nervioso por la posibilidad de volver a tener calambres, así que había estado tomando geles energéticos, bebidas deportivas y jugo de pepinillos”.
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Andy Murray, entrenador de Novak, sigue atento el juego de su discípulo
Tras finalizar el encuentro, le pidieron que se sometiera a una prueba de drogas en los vestuarios. Fue entonces cuando el tenista sintió que algo iba mal y que lo que había tomado en la previa del partido estaba teniendo un efecto indeseado: “Salí directamente del juzgado y necesitaba ir al baño. Así que fui a hacerme la prueba de drogas. No es la experiencia más agradable. Entré en el cubículo con el chico y es un cubículo estrecho. Obviamente, te piden que te bajes los pantalones cortos hasta debajo de las rodillas y que te levantes la camisa por encima del estómago, así que supongo que pueden asegurarse de que eres tú el que está orinando en la cosa. Cuando empecé a caminar, sentí como si mi estómago se hubiera revuelto. Me sentí como si tuviera que sentarme y estaba sentado frente a un tipo que me miraba fijamente a la cara y tenía una diarrea terrible. Fue un momento horrible… y para él también”.
Una anécdota divertida que se une a la que sufrió hace unos años mientras esquiaba. Y es que, el que fuese ganador de Wimbledon tuvo que ser rescatado de un telesilla tras quedarse atrapado en la cima de la montaña.