Después de “una carrera para el olvido” en casa para Red Bull, Helmut Marko concluyó que otro título con Max Verstappen este año es muy poco probable. Pero, ¿cuán graves son realmente los problemas del equipo?

“Aún tenemos algunas actualizaciones para las próximas dos carreras, pero un rendimiento como este nos obliga a dar por perdido el campeonato”, dijo Helmut Marko tras el Gran Premio de Austria.
Con “un rendimiento como este” se refería al dominio de McLaren, pero las palabras de Marko bien podrían aplicarse al propio Red Bull. Lo mostrado por el equipo en su pista de casa, en Spielberg, no fue lo que esperaba. O, como dijo Christian Horner al comienzo de su encuentro con los medios tras la carrera: “Bueno, fue una carrera en casa para el olvido…”
La bandera amarilla provocada por Pierre Gasly en la clasificación y el golpe de Andrea Kimi Antonelli en la primera vuelta de la carrera no ayudaron, pero la verdadera historia va más allá de esos incidentes. Max Verstappen fue el primero en reconocerlo después de la competencia. Hablando con la prensa, fue bastante comprensivo con Antonelli: “Todo piloto ha cometido un error así. Kimi es un gran talento, aprenderá de esto”.
Al igual que el sábado, Verstappen no puso excusas y se centró en el rendimiento de Red Bull: “Tuve un poco de mala suerte en la clasificación de ayer y también hoy en la carrera, pero si miramos todo el fin de semana, simplemente no estamos donde queremos estar”.
Red Bull está por detrás de McLaren en tres áreas clave
Esa afirmación aplica en múltiples frentes. Red Bull sigue careciendo de velocidad pura: Marko estimó una diferencia de 0.3 segundos por vuelta en clasificación y alrededor de medio segundo por vuelta en ritmo de carrera.
Ese es un problema, pero está lejos de ser el único. La ventana operativa del RB21 sigue siendo extremadamente estrecha, como volvió a evidenciarse este fin de semana en Spielberg. El auto de Red Bull pareció competitivo en la FP3, más fresca, tras algunos ajustes de configuración, pero sufrió bastante en la clasificación, que tuvo un tiempo más cálido. Como lo expresó Verstappen: “Todo simplemente se vino abajo”

Max Verstappen saluda tras su temprana avería en Austria.
Foto por: Andy Hone/ LAT Images vía Getty Images
Esto complica aún más la situación de Red Bull. Los dos problemas –la falta de ritmo puro y la estrechez de la ventana operativa– están interconectados. Como explicó el director técnico Pierre Waché el pasado invierno, ampliar la ventana de puesta a punto del coche podría comprometer su potencial general: “En un mundo ideal, claro que querrías ambas cosas. Pero sabés que el potencial global del coche puede reducirse si ampliás la ventana”. Wache añadió que lo ideal sería encontrar la configuración perfecta para cada circuito, pero el calor en Austria demostró que eso no es tan sencillo.
El resultado es que McLaren no solo tiene un coche más rápido en términos de potencial máximo, sino también una ventana mucho más amplia para aprovechar ese rendimiento. Resolver ambos problemas en solo unas pocas carreras es prácticamente imposible, a pesar de que más elementos del nuevo paquete aerodinámico de Red Bull llegarán en Silverstone y otra actualización está prevista para Spa.
Hay un tercer factor: la gestión de los neumáticos
McLaren también lleva la delantera en este aspecto —quizás más que en cualquier otro—. Tanto Marko como Horner señalaron la gestión de neumáticos como el aspecto más revelador del GP de Austria.
“Lo que realmente impresiona, y para mí, no veo a ningún otro equipo capaz de hacerlo, es ver lo cerca que puede rodar Oscar detrás de Lando con un coche cargado de combustible al inicio de la carrera. Básicamente está teniendo sexo con su maldito escape vuelta tras vuelta tras vuelta, ¡y los neumáticos no se degradan! Para mí, esa es su ventaja”.
Horner cerró su respuesta con palabras que quizás sean las más significativas: “No lo entiendo del todo”. Red Bull aún no comprende cómo McLaren maneja tan eficazmente los neumáticos traseros, incluso después de estudiar imágenes térmicas de los conductos de freno. Marko expresó un sentimiento similar fuera del hospitality del equipo: “Lo que logran hacer con altas temperaturas es algo que seguimos sin poder descifrar”.
En realidad, hay un cuarto factor: los 61 puntos de desventaja en el campeonato, más de dos abandonos de margen para Oscar Piastri. Por eso, la conclusión de Marko tiene sentido. Especialmente porque los problemas mencionados son complejos y difíciles de resolver, algo que Horner también reconoce: “No hay una solución mágica en la Fórmula 1. El progreso lleva tiempo”.
Esto hace que una recuperación en 2025 sea prácticamente imposible, especialmente con las regulaciones de 2026 ya en el horizonte.
¿Qué dice esto sobre Red Bull a largo plazo?
La pregunta más grande es qué implican estos problemas para Red Bull en el futuro. En relación con la ventaja de McLaren en neumáticos, el director del equipo, Andrea Stella, comentó en Miami que parte del conocimiento sobre la gestión de las gomas traseras podría trasladarse a 2026, a pesar de los nuevos autos y compuestos. Horner, sin embargo, no cree que Red Bull arrastre esa desventaja: “Comparar 2026 con ahora es como comparar fútbol con rugby. Se juega en la misma cancha, pero con reglas completamente distintas”.
Aun así, la duda permanece: ¿qué dicen las dificultades actuales de Red Bull sobre su proyección a largo plazo? Desde Miami del año pasado, el equipo técnico no ha podido revertir la situación. Eso pesa, más allá de los cambios reglamentarios, también en la percepción de Verstappen. Horner dijo que el equipo es “plenamente consciente de la situación con Verstappen y su contrato”, pero ha dejado claro muchas veces que no desea retener a un piloto solo por un papel firmado. “Es correcto”, confirmó una vez más en Austria.
Esto lleva a la gran pregunta de fondo: ¿puede Red Bull, en su estado actual, dar vuelta la situación más allá de cualquier cambio reglamentario? “Sigo creyendo que tenemos talento y profundidad en este equipo, aunque lamentablemente no hemos visto reflejado ese rendimiento”, respondió Horner.
“Estamos al final de un ciclo de regulaciones. Creo que estamos condicionados por algunas de las herramientas que tenemos”, refiriéndose específicamente al túnel de viento anticuado. “Pero es el mismo grupo fundamental de personas que, hace 18 meses, diseñó un auto que ganó todas las carreras menos una. No se volvieron idiotas de la noche a la mañana”.
Dicho esto, sigue siendo fundamental mostrar progreso, especialmente para conservar a Verstappen. Si hay que dar por perdida la temporada 2025 y se cierra sin título, aún quedarán muchas incógnitas de cara a 2026, tanto sobre la nueva unidad de potencia como sobre el resto del equipo.
La buena noticia: Red Bull cree que su viejo túnel de viento aún es suficiente para afrontar las primeras fases de desarrollo bajo el nuevo reglamento. En ese sentido, las herramientas pueden representar una limitación menor que ahora. Pero como bien señaló Adrian Newey, hoy en Aston Martin, cuando estuvo en Mónaco: “Al final del día, no es el túnel de viento lo que marca la diferencia. Es el factor humano; el diseño que se le introduce”.
Bajo esa luz, estos meses siguen siendo clave, sobre todo si Red Bull quiere retener a Verstappen a largo plazo. Y considerando las dificultades constantes con el segundo asiento, eso es algo que el equipo debería querer a toda costa. El GP de Austria puede haber ofrecido un vistazo de cómo se ve Red Bull sin Verstappen. El equipo se ha vuelto altamente dependiente del campeón del mundo, lo que significa que mantener su confianza total podría ser el aspecto más importante de 2025. Y eso, sin duda, va mucho más allá de un choque con Antonelli o una bandera amarilla inoportuna