El Reencuentro Después de 20 Años

Carlos Slim entró en un pequeño restaurante al borde de la carretera, un lugar donde había decidido parar durante un viaje de negocios. Nadie en el restaurante reconoció al famoso magnate, excepto una persona: un camarero de su misma edad que lo miraba con asombro y desconcierto.

Carlos también se quedó inmóvil por un momento. Ese hombre era Miguel, su antiguo compañero de clase de hace 20 años. Habían compartido pupitres, sueños y risas, pero ahora Miguel era solo un mesero con un uniforme desgastado y manos endurecidas por el trabajo duro.

Miguel bajó la mirada, como si quisiera evitar el contacto visual. Forzó una sonrisa y continuó limpiando las mesas, pero en sus ojos se reflejaba la vergüenza, una mezcla de tristeza y resignación. Carlos lo notó de inmediato.

Sin dudarlo, se acercó y le puso una mano en el hombro:

— “Miguel, ¿cómo has estado?”

Miguel asintió con la cabeza y respondió con torpeza:

— “No pensé que me verías… así.”

Carlos sonrió, pero en su interior sintió una punzada de tristeza. Se sentó, pidió algo de comer y comenzó a hablar con Miguel como en los viejos tiempos. Poco a poco, Miguel se relajó, y juntos recordaron anécdotas de la infancia. Sin embargo, cuando la conversación giró hacia el presente, la expresión de Miguel cambió. Sus ojos reflejaban nostalgia y cierta frustración.

Al levantarse para irse, Carlos dejó un sobre sobre la mesa. Miguel lo abrió con curiosidad y encontró una pequeña nota que decía:

“Un viejo amigo nunca se olvida. Si estás listo, ven a verme mañana. Tengo un trabajo mejor para ti.”

Miguel se quedó inmóvil. Su orgullo le impidió reaccionar al instante, pero luego sintió cómo unas lágrimas rodaban por su rostro. Por primera vez en muchos años, alguien realmente lo había visto.

Al día siguiente, Miguel cruzó las puertas de la oficina de Carlos Slim. Ya no era solo un camarero, sino un hombre dispuesto a comenzar de nuevo.