El murciano, campeón en Roland Garros, Wimbledon y US Open, aspira a ser el más joven en cerrar el círculo de grandes títulos
Novak Djokovic jugó por primera vez el Open de Australia en 2005. Tenía 17 años y perdió en la primera ronda con Marat Safin, posterior campeón del certamen. Pasados 20 años, Djokovic sigue en Melbourne rodeado de la nueva generación de tenistas encabezada por Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.
El italiano y el murciano acabaron el año pasado con la tiranía del Big Three en los cuatro grandes torneos del calendario. Fueron ellos dos los que se repartieron, a partes iguales, los títulos de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open. Por primera vez desde 2002, Roger Federer, Rafael Nadal y Djokovic no se anotaban uno de los majors.
Con Federer y Nadal retirados, Nole parece empujado a colgar la raqueta más pronto que tarde. Tocó la gloria con la consecución de la medalla de oro en los Juegos de París. Sin embargo, busca reinventarse fichando a Andy Murray como entrenador para asaltar dos últimos récords: más coronas de Grand Slam y más torneos ganados en la Era Open.
Cabe recordar que el balcánico comparte liderato en el primer ranking con la australiana Margaret Court (24) y suma 99 entorchados, a uno de una centena que se le resiste. “De mis victorias en Australia, recuerdo especialmente la primera y la última”, reflexiona Djokovic, que no puede olvidar su deportación en enero de 2022 por negarse a la vacuna contra el coronavirus.
Una pesadilla del pasado
“Tuve algunos problemas de salud después. En aquel hotel de Melbourne me dieron una comida que me envenenó. Tenía un nivel alto de metales pesados como plomo y mercurio. Y solo podía ser de la comida”, recuerda en GQ al referirse a la residencia que le buscó el gobierno local mientras estuvo retenido en el país.
Novak, que fue sorprendido en los cuartos de Brisbane por el gigante Reilly Opelka, ha demostrado su buen estado de forma derrotando estos días a Alcaraz y Alexander Zverev. En el caso del tenista de El Palmar, sin rodaje previo al Abierto por segunda temporada consecutiva, ha priorizado una pretemporada larga en la que se ha rearmado con un saque más fluido -no realiza paradas en el movimiento- y una raqueta Babolat a la que ha añadido cinco gramos más de peso en el cuello. La razón es controlar mejor las embestidas de Sinner y Zverev, sus mayores verdugos en 2024.
El objetivo en el saque es tener un buen ritmo para tirar en el lugar adecuado
“No he tenido mucho tiempo para entrenar el nuevo saque. Sigo pensado en cómo tengo que hacerlo, pero cada día me siento mejor. Sabía que tenía que cambiar algo. Hay veces que no lo hago en los entrenos o partidos, pero lo iré cogiendo con el tiempo, se me irán las dudas y será natural. El objetivo es tener un buen ritmo para tirar en el lugar adecuado cada vez”, reconoce.
Respecto al nuevo peso en la Babolat, opina que “jugaba con un peso bastante bajo para el circuito y cinco gramos los noto bien. Lo más importante era mover igual la raqueta y que no notara nada en el brazo porque hay muchos problemas de hombro y de codo. La bola sale más y para ciertos golpes como el resto y el saque. Tengo ganas de jugar el primer partido y ver cómo me siento”.
Carlitos, con 21 años y 266 días a la conclusión del torneo, aspira a convertirse en el jugador más precoz en cerrar el círculo de grandes. Campeón del US Open (2022), Roland Garros (2024) y Wimbledon (2023 y 2024), quiere reinar donde sólo lo hizo Rafa Nadal (2009 y 2022) entre los miembros de la Armada nacional.
“Tengo en mente tatuarme el canguro”, reconoce Alcaraz, que ya se ha inmortalizado en su piel la Torre Eiffel de París, las fresas de Wimbledon y la fecha de su triunfo en el Abierto de los Estados Unidos.
En la pasada cita olímpica de París se quedó con las ganas de dibujarse los aros olímpicos. Lo evitó Djokovic, su verdugo en la final. La corona en la Rod Laver Arena le convertiría también en el más joven en ganar cinco majors en la Era Open.
Sinner y Alcaraz han seguido la misma planificación. El número 1 mundial se ha plantado en Melbourne sin un rodaje previo. Se ha preparado entre Dubái y Montecarlo, con sparrings de lujo como el madrileño Martín Landaluce.
Llevo dos años acabando muy tarde por la Copa Davis y necesitaba hacer pequeños cambios en todos los golpes
“Llevo dos años acabando la temporada muy tarde por la Copa Davis y necesitaba desconectar. Necesitaba algo de tiempo para hacer algunos ajustes tácticos y técnicos en mi juego. He hecho pequeños cambios en todos los golpes, que se notan poco, pero que pueden marcar la diferencia. La clave es tener más variedad. Mi servicio es también diferente, pero desde fuera no se puede apreciar”, dice Jannik.
Sinner se cuela en la jornada del lunes
La jornada del lunes, la segunda del Abierto, tendrá los debuts de los tres grandes favoritos por lo que uno de ellos tenía que ser desplazado a la pista Margaret Court, la segunda en importancia del Melbourne Park.
Al final fue Alcaraz, que se estrenará en el primer partido de la sesión nocturna, coincidiendo en el horario de Djokovic aunque este en la Rod Laver Arena. El pupilo de Juan Carlos Ferrero nunca jugó allí en sus 10 partidos disputados en el certamen. De hecho, sus cinco de 2024 fueron programados en la cancha principal. Pesó en la decisión la condición de vigente campeón de Sinner y la jerarquía de Novak y sus 10 entorchados. Fue el transalpino el que pidió empezar el lunes porque a él le correspondía hacerlo un día más tarde.
En el primer día de competición están programados Jaume Munar, rival de Casper Ruud; Alejandro Davidovich debuta frente a Juncheng Shang; Pedro Martínez jugará ante Luciano Darderi; Paula Badosa empezará su andadura con la china Xinyu Wang; Cristina Bucsa medirá fuerzas ante la invitada francesa Chloe Paquet; y Jessica Bouzas se topará con Sonay Kartal de adversaria. Esta madrugada empieza el grande en Melbourne, el lugar señalado por Carlitos para seguir haciendo historia.