En una decisión sorpresiva que ha provocado una ola de indignación a nivel global, la WNBA anunció una nueva política que exige pruebas obligatorias de verificación de género para todas sus jugadoras, con el argumento de “preservar la integridad de la competencia femenina”. La medida, aparentemente tomada en privado, fue recibida de inmediato con duras críticas por parte de jugadoras, aficionados, defensores de derechos civiles y organizaciones internacionales.
Al centro de esta tormenta se encuentra Brittney Griner, una de las figuras más icónicas de la liga y una activista incansable por la igualdad en el deporte. Griner fue suspendida temporalmente mientras se esperan los resultados de los exámenes, lo que la colocó directamente en el ojo del huracán. En una conferencia de prensa visiblemente emocional, rompió en llanto y lanzó un mensaje directo:
“No me empujen al límite… o ninguno de ustedes estará a salvo,” declaró Griner con voz firme, aunque quebrada por la emoción. “Están jugando con vidas. Con dignidad. Con todo por lo que hemos luchado.”
Una decisión que divide y sacude a la liga
Según fuentes cercanas, la política fue acelerada tras “preocupaciones anónimas” planteadas por ejecutivos y exjugadoras. Las nuevas reglas exigen análisis hormonales, evaluaciones físicas y documentación detallada sobre la historia de género de cada jugadora—independientemente de si alguna vez existió controversia en su caso.
Aunque el comunicado oficial de la WNBA no mencionó nombres, la suspensión de Griner provocó que toda la atención se centrara en ella, lo que llevó a muchos a pensar que la medida no buscaba justicia deportiva, sino discriminación disfrazada de regulación.
“Están usando la ciencia como un arma,” declaró de forma anónima una veterana de la liga. “Y están usando a Brittney como ejemplo. Es repugnante.”
Reacción inmediata: jugadoras, celebridades y organizaciones alzan la voz
La respuesta fue rápida y contundente. Decenas de jugadoras de la WNBA publicaron cuadros negros en sus redes sociales con el hashtag #YoApoyoAGriner, mientras que figuras de la NBA como LeBron James, Chris Paul y Candace Parker expresaron su indignación.
La organización Human Rights Campaign calificó la política como “una cacería moderna,” y Amnistía Internacional exigió a la WNBA revertir la medida de inmediato, señalándola como “una violación a la privacidad, la autonomía corporal y la dignidad humana.”
Celebridades como Zendaya, Billie Eilish y Meghan Markle también se pronunciaron, advirtiendo que esto representa un ataque más amplio a los derechos de las mujeres y personas LGBTQ+ en el deporte.
Impacto internacional
Protestas estallaron afuera de las oficinas de la WNBA en Nueva York, y organismos deportivos internacionales comenzaron a intervenir. El Comité Olímpico Internacional (COI) y FIBA están en conversaciones de emergencia para analizar si esta política viola los reglamentos de competencia internacional.
“Esto ya no es solo un problema de la liga,” explicó la abogada deportiva Tanya Brooks. “Se está convirtiendo en una crisis de derechos humanos en el deporte profesional.”
La resistencia de Griner
Para Brittney Griner, este momento es tanto personal como político. Durante años ha sido blanco de críticas—por su estatura, su voz, su orientación sexual y su expresión de género. Pero esto, afirma, es “el límite.”
“Si esto es lo que representa la WNBA ahora, tal vez no es la liga que yo pensé que era,” declaró.
En una frase final que ya le está dando la vuelta al mundo, Griner miró directamente a las cámaras:
“Pueden examinarme. Pueden avergonzarme. Incluso pueden suspenderme. Pero lo que no van a hacer… es silenciarme.”
Mientras la WNBA enfrenta la tormenta de críticas y el mundo observa con atención, una cosa es segura: esta batalla apenas comienza.