Cuando se dio a conocer que el Liverpool había rescindido oficialmente el contrato de Diogo Jota tan solo unos días después de su trágica muerte en un accidente automovilístico, el mundo del fútbol se quedó en shock.

Muchos lo vieron como un acto frío e insensible. Incluso su esposa, Rute Cardoso, devastada por la pérdida, no pudo contener su dolor ni su furia.

“Le dio todo a ese club… ¿y así le pagan?”, dijo entre lágrimas.
“Siento como si lo hubieran borrado.”

Las redes sociales estallaron. Los fanáticos exigían explicaciones. Los titulares hablaban de traición.
Pero, cuando se conocieron los verdaderos motivos detrás de esa decisión, la indignación se transformó en lágrimas, respeto… y alivio.

La “rescindencia” no fue lo que parecía

Según fuentes del club y el equipo legal de Jota, la decisión de Liverpool de terminar su contrato no fue un rechazo.
En realidad, fue un acto de cuidado y apoyo silencioso, respaldado por las leyes y normas del fútbol internacional.

De acuerdo con los protocolos de la Premier League y FIFA, es necesario terminar formalmente el contrato de un jugador fallecido para activar los seguros de vida, los pagos de lealtad y otras compensaciones que puedan ser entregadas a su familia.

“Al rescindir el contrato de inmediato, Liverpool pudo liberar todos los fondos y seguros que correspondían”, explicó un representante del club.
“La familia recibirá cada libra que le correspondía a Diogo — y más.”

En otras palabras, lo que parecía un abandono fue en realidad un acto legal y urgente para proteger económicamente a su esposa y a sus tres hijos.

Una confusión nacida del dolor

El inmenso dolor de Rute, recién enviudada, la hizo interpretar la noticia como un golpe más.

No sabía —ni nadie le había explicado en ese momento— que esa rescisión no era un rechazo… sino el camino para asegurar el futuro de sus hijos.

“Ella pensó que lo estaban dejando atrás”, contó un amigo cercano.
“Pero cuando entendió la razón, volvió a llorar. Esta vez, de alivio.”

El homenaje silencioso del Liverpool

Aunque el club no quiso hacerlo público, se sabe que también organizaron un fondo educativo para los hijos de Jota y brindaron apoyo emocional y financiero adicional a la familia.

Los jugadores, el cuerpo técnico y todo Anfield están de luto.

“Diogo no era solo un jugador”, dijo un miembro del cuerpo técnico.
“Era familia. Estamos destrozados. Pero hicimos lo que él hubiera querido: cuidar a los suyos.”

Una lección dolorosa sobre las apariencias

La trágica muerte de Diogo Jota se vio empañada por la desinformación. Pero, al final, la verdad, la empatía y el amor genuino salieron a la luz.

Y aunque nada podrá traerlo de regreso, una cosa quedó clara:
Liverpool no lo abandonó. Lo honró… de la forma más humana y silenciosa posible.

“Ahora entiendo todo”, dijo Rute después.
“No lo cortaron… lo dejaron seguir protegiéndonos. Aun después de morir.”