“El amor me cegó”: una historia de engaño, manipulación emocional y una fortuna desaparecida

Por Revista Escándalo MX

“Me juró amor eterno y me dejó con la cuenta en ceros”, declara Clara M., una empresaria de Guadalajara que vivió ocho años en una relación ficticia con un hombre que solo existía en pantalla… y en sus bolsillos.

El inicio de un amor virtual demasiado perfecto

En 2015, Clara tenía 38 años, una carrera sólida y muchas ganas de encontrar el amor. Fue en una aplicación de citas donde conoció a “Luis” (nombre modificado por razones legales), un supuesto ingeniero en sistemas que decía trabajar con una empresa internacional.

“Era atento, culto, romántico. Hablábamos todos los días. Me mandaba poemas, grabaciones de voz y promesas de futuro”, relata Clara.
“Lo extraño es que en ocho años, solo logramos vernos en persona cinco veces. Pero yo lo justificaba: él decía estar viajando constantemente, con horarios imposibles.”

Emergencias, llantos… y transferencias

Todo cambió en 2017. Luis comenzó a hablar de problemas: su madre estaba enferma y necesitaba una operación urgente. Luego surgió una supuesta demanda laboral. Más tarde, un bloqueo bancario en Canadá.

Cada historia venía con lágrimas, desesperación y la misma frase: “Te prometo que te lo devolveré todo”.

“Al principio fueron 25 mil pesos, luego 50 mil… Hubo meses en los que le envié hasta medio millón de pesos”, recuerda Clara.
“Vendí un coche. Más tarde, un departamento. Me endeudé. Todo por ayudar al hombre que, creía yo, sería mi esposo.”

Entre 2017 y 2023, Clara transfirió más de veintitrés millones de pesos mexicanos (MXN) a Luis.

El arte del engaño emocional

Luis sabía cómo mantener el control emocional: cuando Clara dudaba, él reaccionaba con dramatismo, culpabilidad y chantaje emocional.

“¿Desconfías de mí después de todo lo que hemos pasado?”,
“Tú eres mi única familia… ¿También me vas a dar la espalda?”

Además, enviaba documentos falsos: fotos de hospitales, comprobantes de transferencias en proceso, incluso videos supuestamente grabados desde una sala de espera.

“Con el tiempo descubrí que varias fotos eran de Google o editadas. Pero en el momento, yo estaba convencida”, dice Clara.

La verdad al descubierto

A principios de 2024, una prima de Clara, experta en ciberseguridad, ofreció investigar a Luis. Lo que encontraron fue devastador: no era ingeniero, no trabajaba para ninguna empresa extranjera y ni siquiera vivía en Monterrey como decía.

Pero lo peor estaba por llegar: Luis mantenía el mismo tipo de “relación” con al menos tres mujeres más, en Querétaro, Puebla y Ciudad de México.

“Éramos su fuente de ingresos. A cada una le decía que éramos el amor de su vida. Y todas le mandaban dinero.”

Cuando Clara lo confrontó, Luis desapareció. Bloqueó sus redes sociales, cambió de número y borró todo rastro digital.

El daño es millonario… y también emocional

Saldo final: veintitrés millones de pesos mexicanos (MXN) perdidos. Ocho años de vida. Un corazón destrozado.

Clara actualmente asiste a terapia y ha iniciado acciones legales, aunque admite que es casi imposible recuperar el dinero.

“Al principio me sentí estúpida. Luego culpable. Ahora estoy enojada. Pero sobre todo, quiero que otras mujeres no pasen por esto.”

El caso de Clara no es aislado. Expertos aseguran que las “estafas románticas” se han disparado en México tras la pandemia, y muchas víctimas no denuncian por miedo al ridículo.

“El amor no debería costarte veintitrés millones de pesos ni dejarte emocionalmente destruida. Si alguien nunca puede verte, pero siempre necesita dinero, corre.” — concluye Clara.