Carlos Efrén Rangel dedica su columna a reflexionar sobre el concierto de Natanael Cano, Santa Fe Klan y Gabito Ballesteros en el próximo Carnaval Autlán 2025, ¿a ti qué te parece?
Imagen: Patronato del Carnaval Autlán 2025
La cartelera de artistas del Carnaval Autlán 2025 es el tema de conversación más recurrente en las últimas dos semanas. Los conciertos anunciados, que emocionan a multitudes y enojan a otro grupo similar, han tenido la virtud de ser el pretexto para reflexionar sobre lo que nos gusta, la época en la que vivimos y lo que proyectamos más allá del puente de El Corcovado.
Ahí también hay de todo: desde amigos que viven lejos que me piden que compre boletos para conciertos que no ocurren en ningún otro lugar del país, hasta otros que insisten en señalar sus defectos.
Protagoniza la cartelera un género al que se le acusa de numerosos males: promotores de violencia y baja calidad musical. El contraataque suele ser furioso, y no se le pueden restar méritos. Por ejemplo: Gabito Ballesteros, que integra el concierto del primero de marzo, denostado por un sector por cantar corridos tumbados, participará con su música en la transmisión del Super Bowl por una de las cadenas de televisión que llega a millones de personas en el mundo.
Natanael en Autlán
Ese sábado, también debutará en Autlán Natanael Cano, quizá el más polémico de todos, con frecuencia ligado por la prensa a actividades ilegales. Recién acaba de cancelar dos conciertos (ninguno de ellos es el de Autlán) por presuntamente recibir amenazas.
Su historia no deja de ser relevante: un morro del montón que imaginó un camino disruptivo y que lo llevó al éxito, si el éxito se entiende como la cima de la popularidad, el dinero y el respeto de los demás integrantes de ese género que es una mezcla dura de los corridos de los Tigres del Norte, con el trap caribeño y el hip hop gringo y urbano.
Bueno, pues va a estar en Autlán, junto con Santa Fe Klan, un “cholo” de un barrio bravo guanajuatense, recién denostado por grupos feministas por la manera en la que convive con su exmujer y su hijo, y que en sus letras reconoce el consumo de drogas, pero también con mucho carisma y capacidad de tocar fibras sensibles en varias de sus canciones.
Reflexiones
En fin, ya que los conciertos, vayamos a ir o no, nos dan para reflexionar, quisiera proponer dos enfoques que pueden ayudar. El primero es el más sencillo: la música que les gusta a los jóvenes podrá no gustarnos a muchos, pero tienen derecho a emocionarse con ella. Refleja la complejidad de su época, las carencias del mundo que hemos construido y las pocas oportunidades legítimas de desarrollo con que viven.
La segunda es más complicada, pero tenemos que avanzar hacia ella. No se puede menospreciar que las expresiones artísticas y culturales fortalecen visiones del mundo. La apología del delito, aunque sea solo en el rostro del dinero a raudales para comer mariscos en Japón o vestir ropa de marca, está desangrando a la sociedad, a todas y todos.
No son mensajes ingenuos e intrascendentes, son constructores de expectativas y formadores de identidades. Eventualmente, se necesitarán filtros críticos y regulaciones que lo discutan en serio. Los gustos individuales son relevantes, pero la construcción de una comunidad pacífica es prioritaria.