Guzmán, decidido a reclamar el crédito que considera suyo, utiliza diversos medios de comunicación para proclamar con orgullo que él fue el verdadero creador de Maximáx, el proyecto que ha captado tanta atención y prestigio recientemente. Con declaraciones contundentes y una actitud desafiante, asegura que todo el concepto, desde su planificación hasta su ejecución, fue obra de su mente brillante.
Sin embargo, su versión de los hechos no tarda en ser cuestionada. Tino, con pruebas en mano y una actitud firme, desmiente públicamente las palabras de Guzmán. En una entrevista televisiva, Tino detalla cómo se desarrolló realmente Maximáx y deja en claro que Guzmán apenas tuvo un rol secundario en su creación. Sus argumentos, respaldados por documentación, generan un revuelo inmediato.
La situación se complica aún más cuando Adié, visiblemente molesta por la controversia, enfrenta directamente a Guzmán en una reunión privada. Con una mezcla de autoridad y desilusión, lo obliga a retractarse de sus declaraciones, dejando en claro que no tolerará más mentiras que puedan dañar la credibilidad del proyecto o del equipo. Guzmán, acorralado y sin más opciones, se ve forzado a admitir públicamente que exageró su participación en Maximáx, aunque su gesto llega demasiado tarde para evitar el daño a su reputación.