La situación entre Guzmán y Tino se torna cada vez más tensa cuando este último lo amenaza con revelar a Aidé que Guzmán fue el responsable del boicot que arruinó su presentación. Guzmán, consciente de que esa información podría destruir la relación que ha intentado mantener con Aidé, no se deja intimidar y lanza una advertencia aún más devastadora.
Con una mirada fría y una voz cargada de firmeza, Guzmán le advierte a Tino que si osa abrir la boca, él confesará un secreto que lo dejará completamente expuesto: Tino no es el padre biológico de Circe ni de Ulises. Las palabras de Guzmán golpean como un rayo a Tino, quien no puede ocultar el nerviosismo ante la amenaza de que su mentira más profunda sea desvelada.
Tino intenta responder con su habitual arrogancia, pero Guzmán, viendo su reacción, sabe que ha dado en el blanco. Le deja claro que está dispuesto a todo para proteger sus propios intereses, incluso si eso significa destruir la imagen que Tino ha construido como padre.
El ambiente queda cargado de tensión, con ambos hombres en un duelo de amenazas y secretos. Tino se debate entre su deseo de venganza y el miedo a perderlo todo, mientras Guzmán demuestra que no teme jugar sucio si es necesario. La batalla entre ellos está lejos de terminar, pero una cosa es segura: las verdades ocultas pronto saldrán a la luz, y nadie saldrá ileso.