El español, que estuvo 5-2 en el tercer set y gozó de tres bolas de partido al resto, sucumbe ante De Miñaur en la final de Washington y sigue sin estrenar su palmarés.
Roto, sentado en el suelo, con el rostro lacrimoso escondido tras una toalla y las manos sobre la cabeza, jadeando tras otro esfuerzo sin recompensa. Así acabó Alejandro Davidovich este domingo, cuando sufrió una dolorosísima derrota en la final del ATP 500 de Washington a manos de Alex de Miñaur (5-7, 6-1 y 7-6 (3) en 3h05). El español, que estaba completando una semana fantástica en la capital estadounidense, tuvo en sus manos el que hubiese sido su primer título en la ATP. Estuvo 5-2 arriba en el tercer set, sacó para ganar, gozó de tres bolas de campeonato al resto… Pero, por tercera vez esta temporada, los dioses del tenis le dieron la espalda. A sus 26 años, sigue a cero el casillero de títulos de un tenista con una calidad inmensa, que, a pesar de este nuevo sinsabor, este lunes puede celebrar que es top-20 mundial por primera vez en su vida.
Revivió Davidovich una pesadilla del pasado, porque, en febrero de este mismo año, estuvo 5-2 arriba y tuvo dos bolas de campeonato en Delray Beach, donde Miomir Kecmanovic le dio la vuelta a la final. También tropezó en el duelo por el título de Acapulco, y hace ya un tiempo le sucedió en Montecarlo 2022. Cero de cuatro en finales para ‘Foki’, algo difícil de explicar por el amplio talento que tiene el malagueño, campeón júnior de Wimbledon en 2017 y con un ITF y dos Challenger en su palmarés. De hecho, al torneo de Washington entró siendo 26º del ranking mundial (ahora es 19º), y los 25 jugadores que tenía por delante sí que saben lo que es ganar un título ATP. Llegará ese momento para Alejandro, sin duda, aunque ese consuelo ahora sirve de poco porque la derrota en D.C. es de esas duras de digerir.
Venía lanzado el malagueño tras deshacerse de Taylor Fritz, cuarto del ranking mundial, en cuartos de final, y de Ben Shelton, octavo, en semifinales. Y aprovechó esa inercia para apuntarse el primer set ante De Miñaur, de 26 años y 13º del ranking (sube al 8º puesto). Manejando bien los tiempos, pegándole muy duro y estando muy decidido, ‘Foki’ se llevó el parcial inicial con un majestuoso break. Quiso ganar el título al más puro estilo Davidovich, siendo protagonista de un partido lleno de épica, dramatismo, idas y venidas, magia, enfados… Fiel a su esencia. Así es el Fokinismo. Para lo bueno y para lo malo. Porque, si su primer set fue de un muy alto nivel, en el segundo fue arrollado por De Miñaur, quien hizo desaparecer los errores no forzados (tres en la segunda manga, mientras que Alejandro hizo 18 ahí y 57 en la final). El español entregó el set sin mucha resistencia, guardando fuerzas para la batalla que se anticipaba en el tercer parcial.
Era importante eso de dosificar esfuerzos, sobre todo porque Davidovich venía de dos jornadas after hours: ante Fritz acabó a las 2 de la madrugada, y con Shelton finalizó a la medianoche. Step by step, paso a paso, como tiene tatuado en su pecho, se puso el español a tiro de la victoria. Volvió a pegarle a las mil maravillas, castigó con un revés que es de lo más top que hay en el circuito y, con un quiebre, puso el 5-2 en el set definitivo. Soñaba ya con el trofeo de campeón cuando, como en Delray Beach, la realidad le pegó un buen sopapo. De Miñaur rompió su servicio cuando sacaba para ganar y, minutos después, escapó con vida de tres bolas de partido. La primera la salvó el aussie en la red, en la segunda el malagueño fue tímido hasta que falló, y la tercera fue inverosímil: soltó Davidovich un gran latigazo, la defensa de De Miñaur entró por milímetros, y DeMon acabó tirando de velocidad para dejar totalmente desencajado a su rival.
No se le puede achacar mucha cosa en esos momentos a Davidovich, que hizo prácticamente todo bien, pero que se estrelló contra un tenista que es capaz de lo mejor. “Me pasa de todo… No falla una”, resumió ‘Foki’ en un comentario a su box, con el que se enfadó en los momentos decisivos alegando que no le animaban lo suficiente, antes de un tie-break en el que el de Sídney nuevamente estuvo perfecto. “Hoy lo merecías y he tenido suerte. Cada vez tienes más cerca el título. Nadie en el circuito quiere jugar contra ti. Esto no es el final, es un paso más”, le dijo, muy elegante, De Miñaur al malagueño (después lo estuvo consolando en el banquillo), de la misma generación, en su discurso de campeón, tras levantar el 10º título de su carrera, el primero de este curso. “Ha luchado cada jodida pelota y me ha llevado al límite”, reconoció un abatido Davidovich, cuyo derrumbe hace que Carlos Alcaraz siga siendo el único español que ha tocado chapa en este 2025 (además de ellos dos, Carlos Taberner es el otro que ha alcanzado una final). Y también se mantienen Álex Corretja, en 2000, y Paula Badosa, en 2024, como los únicos españoles campeones en Washington.
A pesar de esta desgarradora derrota y de que sigue viendo un cero en su casillero de títulos ATP, lo que va de temporada de Davidovich merece una nota alta. El malagueño ha alcanzado tres finales y suma 32 partidos ganados, el cuarto que más lleva en todo el circuito e igualando ya su mejor curso (también venció 32 veces en 2023). Un triunfo este domingo le habría hecho ser 10º en una Race en la que, a pesar de ello, es 11º, por lo que sigue metido de lleno en la pelea por estar en las ATP Finals. Y, por primera vez en su vida, será top-20, algo que significa bastante para él. “Teníamos mucho trabajo que hacer antes de empezar la temporada. Nos marcamos entrar en el top-20. Esta semana no hemos conseguido el trofeo, pero hemos seguido empujando hacia nuestros límites y mejorando hasta allí”, dijo el español a su equipo tras vivir un nuevo drama. Aunque, de drama en drama, se va acercando a la gloria un talento especial como pocos, para el que lo mejor está por venir.