Jezabel llega al hospital con una determinación oscura: acabar con Aurora de una vez por todas. En su mente, el plan está claro y no hay margen para errores. Se asegura de esquivar las miradas de las enfermeras y el personal médico mientras se dirige a la habitación de Aurora, quien yace en cama, vulnerable y sin fuerzas. Jezabel entra sigilosamente, dispuesta a ejecutar su plan, pero justo en el momento en que se aproxima al borde de la cama, Ángel aparece inesperadamente.
Sorprendida y sin tiempo para ocultar su presencia, Jezabel improvisa rápidamente. Con una sonrisa fingida y un tono dulce, se presenta como una supuesta hermana de Aurora. Afirma que su visita tiene un propósito noble: agradecerle profundamente por haber salvado la vida de Demián, un gesto que, según ella, nunca podrá pagar. Con una habilidad impresionante para mentir, Jezabel crea una historia conmovedora para desviar las sospechas de Ángel, hablando de su “amor” por su familia y lo mucho que le duele ver a Aurora en esa situación.
Aunque Ángel parece desconcertado al principio, la actuación de Jezabel es tan convincente que logra ganar algo de tiempo para pensar en su próximo movimiento. Sin embargo, en el fondo, sabe que tendrá que ser aún más astuta si quiere llevar a cabo sus verdaderas intenciones sin despertar sospechas.