Julio César, después de largas noches de reflexión y lucha interna, toma la decisión más difícil de su vida: apartarse del camino para que Aurora sea plenamente feliz al lado de Ángel. Aunque su corazón está profundamente conectado a ella, siente que su amor no debe ser un obstáculo para su felicidad. En un encuentro sincero y cargado de emoción, le confiesa sus intenciones con la voz entrecortada. “Aurora, tú mereces ser feliz, sin conflictos ni sombras. Si estar con Ángel es lo que tu corazón anhela, entonces no seré yo quien lo impida. Haré todo lo necesario para que nada interfiera en tu camino”.

Sin embargo, Aurora, herida y confundida por las palabras de Julio César, no puede evitar interpretar su actitud como un indicio de que aún no ha superado el pasado con su exesposa. Este pensamiento se convierte en una espina en su corazón. “No es por mí, ¿verdad? Esto es porque aún piensas en ella”, le reprocha con lágrimas en los ojos, mientras intenta buscar en su mirada una verdad que teme escuchar. A pesar de sus esfuerzos por explicar que su sacrificio es un acto de amor desinteresado, Aurora se siente cada vez más insegura sobre los verdaderos sentimientos de Julio César.

Mientras tanto, Ángel, consciente de la inestabilidad que amenaza con desmoronar a la familia, decide tomar una decisión arriesgada para intentar retener a Demián en la ciudad. En una conversación tensa pero franca, le ofrece la dirección general de la empresa como muestra de su voluntad de mantener la unión familiar. “Quiero que te quedes, Demián. Este lugar, esta empresa, esta familia, necesitan de ti. Estoy dispuesto a cederte la dirección general si eso significa que seguirás con nosotros”, le dice con firmeza, dejando clara su determinación.

Demián, sorprendido y quizá incluso un poco escéptico ante la oferta, se queda en silencio unos momentos, calibrando las palabras de Ángel. Por un lado, siente el peso de la oportunidad que le ofrecen; por el otro, no puede evitar preguntarse si aceptar sería una victoria personal o una nueva forma de control. La tensión entre ellos es palpable, mientras ambos saben que esta decisión marcará el destino no solo de la empresa, sino también de la dinámica familiar.