Antonio, en un momento de sinceridad y preocupación, le revela a Pascual un secreto impactante: Ángel no es su hijo biológico, sino que es hijo de “el Pintas”, una figura con la que Pascual tiene una relación muy tensa. Este descubrimiento deja a Pascual completamente devastado, ya que siempre había creído que Ángel era su hijo de sangre, y la noticia trastorna profundamente su sentido de paternidad. Sin embargo, en lugar de aceptar la verdad, Pascual reacciona con rechazo. Con firmeza y dolor, le asegura a Antonio que, independientemente de los hechos, él seguirá siendo el único padre de Ángel, mostrando su amor incondicional hacia él y su deseo de mantener la relación intacta a pesar de las circunstancias.
Este giro en la trama no solo pone a prueba la relación entre Pascual y Ángel, sino también la lealtad y los lazos familiares, mientras Pascual lucha por mantener su figura paternal frente a la revelación de un pasado que podría cambiarlo todo.