Leonor, en su afán de resolver rápidamente la situación financiera que enfrenta, decide manipular los sentimientos de Tomás. Aprovechándose del amor que él siente por ella, intenta negociar la liquidación de la deuda de manera que solo pague una mínima parte, con la esperanza de salirse con la suya. Sin embargo, su plan no pasa desapercibido. Gabriela, al enterarse de las intenciones de Leonor, se siente traicionada y furiosa, ya que no solo se trata de un tema financiero, sino también de una cuestión de principios. Al darse cuenta de que Leonor está usando su relación con Tomás para manipular la situación, Gabriela le deja claro que no permitirá que la involucren en su juego ni en su lucha personal, exigiéndole que la mantenga fuera de sus estrategias y conflictos. La confrontación entre las tres partes promete intensificar aún más la tensión entre los personajes, ya que se desatan no solo intereses económicos, sino también lealtades y relaciones personales profundamente afectadas.