Había ganado el primer set contra Andrey Rublev, pero perdía el último por 3-0 cuando abandonó

Davidovich, durante el encuentro contra Rublev.
Alejandro Davidovich dijo adiós al Masters 1000 de Canadá de la forma más cruel: viéndose obligado a abandonar en los octavos de final. Los dos primeros sets se marcharon al ‘tie break’: en el primero, el malagueño fue de menos a más y resolvió en la primera bola de set; en el segundo, no pudo hacer nada contra los saques de Rublev. En el tercero, empezó perdiendo su saque, se puso 3-0 y, sin encontrarse bien consigo mismo, renunció a seguir peleando. El rival de Rublev en los cuartos de final saldrá del cruce entre el checo Jiri Lehecka y el estadounidense Taylor Fritz, previsto para esta madrugada.
A pesar del 5-1 favorable en el cara a cara para Rublev, Davidovich llegaba al encuentro ligeramente como favorito gracias a su excelente rendimiento en pista dura esta temporada. El malagueño, antes de este partido, había ganado 19 de los 28 encuentros que había disputado sobre esta superficie. Además, tenía experiencia en las rondas finales de los torneos, ya que venía de ser subcampeón en Delray Beach, Acapulco y Washington. Para Rublev, en cambio, su presencia en estos octavos de final ya era el mejor resultado de la temporada en un Masters 1000. El ruso, eso sí, guardaba buen recuerdo de Canadá, donde llegó a la final en la edición de 2024 (y perdió frente a Alexei Popyrin), pero también tenía la presión de muchos puntos por defender para el ranking ATP.
Igualdad hasta el ‘tie break’
A punto estuvo Rublev de empezar el partido con un juego en blanco, pero Davidovich salvó un punto para evitarlo. El español respondió con su servicio, aunque debió resolver en la ventaja después del 40 iguales, y Rublev, acto seguido, consiguió el 2-1, esta vez sí sin dejar a Davidovich sumar ni un punto. Al malagueño se le complicó su siguiente servicio, pero impidió la rotura in extremis con un buen saque ante el que nada pudo hacer Rublev. Después, el ruso entró en una mala racha en la que no encontraba el acierto con sus derechas, con poca confianza en sí mismo, y se libró de milagro de una rotura cuando sacaba para el 3-2.
Con un juego en blanco hizo el 3-3 Davidovich, y parecía el punto culmen para romper el set en su favor, pero el momento pasó igual que había llegado. Cada tenista fue ganando los juegos correspondientes a su saque, sin demasiados sobresaltos, pero sin disfrutar de puntos de rotura. Cuando Davidovich sacaba para el 5-5, después de cinco minutos de juego, empezó a hacer visibles gestos de frustración, aunque finalmente no sufrió el ‘break’. Sin roturas de servicio, el primer set se fue al ‘tie break’. Un desempate que siguió la misma tónica que el resto del encuentro: cada uno ganaba su saque. El primero que rompió la dinámica fue Davidovich, que se puso 6-3 aprovechando los errores de Rublev y colocó el 0-1 en el marcador en la primera bola de set de la que dispuso.
Sin roturas tampoco en el segundo set
A pesar de algunas protestas (incluso dirigidas al cámara que grababa el partido), Davidovich estaba demostrando una personalidad poco habitual en él, serio y concentrado, autoritario con su servicio cuando debía y sin dejarse llevar por sus errores cuando los cometía. La ventaja de saque del malagueño corrió peligro cuando servía para el 1-2, momento en el que se le vio más desconectado respecto a lo que sucedía sobre la pista. El juego, de casi diez minutos, finalmente no terminó con rotura. Los juegos de Davidovich al saque, por lo general, se iban mucho más largos que los que restaba, aunque el malagueño no tuvo que salvar muchos puntos de rotura.
Rublev, con un saque excelente, puso el 3-3 en el marcador tras un juego en blanco, de ‘ace’ en ‘ace’. Davidovich salvó su servicio, otra vez de milagro, y, entonces, llegó el momento más débil de Rublev sacando. El malagueño disfrutó de hasta dos bolas de rotura, pero desaprovechó ambas cuando ya parecía que podía celebrar el ‘break’. Al menos, el tenista español no desaprovechó su siguiente saque, puso el set 5-4 y restó para ganar el partido. Entonces, el factor mental cobró un papel todavía más importante. Rublev empezó a cometer errores impropios de su partido y Davidovich, corriendo de esquina a esquina de la pista, llegó a ponerse 0-30. Sin embargo, entonces el que desconectó fue el malagueño, que permitió al ruso remontar y salvar su servicio. Sin roturas, el encuentro tenía que volver al ‘tie break’. Y, ahí, Rublev impuso su ley a base de saques imposibles de responder.
Hasta el abandono
De primeras, la dinámica del partido parecía seguir igual en el tercer set. Rublev sumó con autoridad el primer punto, con su servicio. Sin embargo, el ruso consiguió el primer ‘break’ del partido en el siguiente saque de Davidovich. Y también sumó el punto correspondiente a su posterior servicio. Ante esto, el malagueño, de más a menos en el partido, asumió que ya no podía más, y optó por retirarse. La agenda de Davidovich está completa, ya que también participará en el Masters 1000 de Cincinnati que comienza la próxima semana. Rublev también agradecerá, por su parte, tener algo menos de juego acumulado antes de enfrentarse a Fritz o Lehecka.
Alejandro Davidovich dijo adiós al Masters 1000 de Canadá de la forma más cruel: viéndose obligado a abandonar en los octavos de final. Los dos primeros sets se marcharon al ‘tie break’: en el primero, el malagueño fue de menos a más y resolvió en la primera bola de set; en el segundo, no pudo hacer nada contra los saques de Rublev. En el tercero, empezó perdiendo su saque, se puso 3-0 y, sin encontrarse bien consigo mismo, renunció a seguir peleando. El rival de Rublev en los cuartos de final saldrá del cruce entre el checo Jiri Lehecka y el estadounidense Taylor Fritz, previsto para esta madrugada.
A pesar del 5-1 favorable en el cara a cara para Rublev, Davidovich llegaba al encuentro ligeramente como favorito gracias a su excelente rendimiento en pista dura esta temporada. El malagueño, antes de este partido, había ganado 19 de los 28 encuentros que había disputado sobre esta superficie. Además, tenía experiencia en las rondas finales de los torneos, ya que venía de ser subcampeón en Delray Beach, Acapulco y Washington. Para Rublev, en cambio, su presencia en estos octavos de final ya era el mejor resultado de la temporada en un Masters 1000. El ruso, eso sí, guardaba buen recuerdo de Canadá, donde llegó a la final en la edición de 2024 (y perdió frente a Alexei Popyrin), pero también tenía la presión de muchos puntos por defender para el ranking ATP.
Igualdad hasta el ‘tie break’
A punto estuvo Rublev de empezar el partido con un juego en blanco, pero Davidovich salvó un punto para evitarlo. El español respondió con su servicio, aunque debió resolver en la ventaja después del 40 iguales, y Rublev, acto seguido, consiguió el 2-1, esta vez sí sin dejar a Davidovich sumar ni un punto. Al malagueño se le complicó su siguiente servicio, pero impidió la rotura in extremis con un buen saque ante el que nada pudo hacer Rublev. Después, el ruso entró en una mala racha en la que no encontraba el acierto con sus derechas, con poca confianza en sí mismo, y se libró de milagro de una rotura cuando sacaba para el 3-2.
Con un juego en blanco hizo el 3-3 Davidovich, y parecía el punto culmen para romper el set en su favor, pero el momento pasó igual que había llegado. Cada tenista fue ganando los juegos correspondientes a su saque, sin demasiados sobresaltos, pero sin disfrutar de puntos de rotura. Cuando Davidovich sacaba para el 5-5, después de cinco minutos de juego, empezó a hacer visibles gestos de frustración, aunque finalmente no sufrió el ‘break’. Sin roturas de servicio, el primer set se fue al ‘tie break’. Un desempate que siguió la misma tónica que el resto del encuentro: cada uno ganaba su saque. El primero que rompió la dinámica fue Davidovich, que se puso 6-3 aprovechando los errores de Rublev y colocó el 0-1 en el marcador en la primera bola de set de la que dispuso.
Sin roturas tampoco en el segundo set
A pesar de algunas protestas (incluso dirigidas al cámara que grababa el partido), Davidovich estaba demostrando una personalidad poco habitual en él, serio y concentrado, autoritario con su servicio cuando debía y sin dejarse llevar por sus errores cuando los cometía. La ventaja de saque del malagueño corrió peligro cuando servía para el 1-2, momento en el que se le vio más desconectado respecto a lo que sucedía sobre la pista. El juego, de casi diez minutos, finalmente no terminó con rotura. Los juegos de Davidovich al saque, por lo general, se iban mucho más largos que los que restaba, aunque el malagueño no tuvo que salvar muchos puntos de rotura.