Marc Márquez vuelve a ganar, 1.043 días después arrasando en Aragón y avisa para 2025

Marc Márquez, ante su grada en Aragón.

Marc Márquez, ante su grada en Aragón.LAPRESSE

Muchas gracias. Nos vemos el año que viene. Esto es sólo el principio“, lanzaba Marc Márquez a la afición, en castellano, al final de la entrevista, en inglés, de MotoGP, la del parque cerrado, la que se escucha en las gradas. Las mismas a las que fue hasta usando una moto de calle para postrarse ante su club de fans y festejar la victoria, el ansiado triunfo, el que parecía inalcanzable. Se acabó la sequía de 1.043 días, al fin.

Sus palabras son una declaración de intenciones y marcan el punto de inflexión que supuso este día de gloria. No es sólo que venciera, que ya es muy importante para su moral o confianza, o que sea la primera con Ducati, es un aviso que lo que está por llegar, es el paso siguiente en su preparación para el que espera que sea un día todavía más grande, el de la consecución de su noveno título mundial.

Sufrimientos

Pero, como él ha dicho con su cautela habitual, toca ir paso a paso y ahora lo que tocaba era dejar atrás esos tres años de sufrimientos. La anterior fue en Misano en 2021. Desde entonces, sufrió dos episodios de doble visión y se sometió a una cuarta operación en su brazo derecho. Además, padeció una Honda cada vez más inferior, lo que le llevó a la decisión de dejar HRC al acabar 2023 y fichar por Gresini Ducati.

Se suele decir que cuanto más se sufre, más se celebra y Marc lo hizo a lo grande: tras vibrar con su grada, bailó en el podio -hasta le pedía más caña al ‘disc jockey’- donde la multitud se congregaba para aplaudirle. Los 55.000 aficionados vibraron con la ‘resurrección’ del ídolo.

A cuatro de Ángel Nieto

Porque fue el Marc Márquez de antes, el que arrasaba. No en vano, hizo la pole y la vuelta rápida en el Sprint y la carrera larga, liderando todas las vueltas. Doble Grand Chelem. Más a lo grande, imposible para la victoria 86 en el Mundial, a cuatro de Ángel Nieto, y la 60 en la clase reina.

El de Cervera, extasiado, tras otra fiesta en su box, admitía que no tenía claro que regresaran los días de vino y rosas. “El año pasado, hace un año y pico, pensaba: ‘Uff, veremos a ver si se me ha pasado el arroz o el suflé o lo que sea’. Pero esta pretemporada cuando probé la moto y poco a poco vi que iba cogiendo confianza, estaba tranquilo. No tenía prisa, pero estaba tranquilo. Tarde o temprano tendríamos oportunidades. Se tenían que aprovechar. Hemos tenido en las primeras carreras. No las supimos aprovechar de la mejor manera. Pero esta ha tocado y toca trabajar en esa constancia que es la que te hace luchar por títulos“, exponía.

Por eso la quería disfrutar tanto. “Por eso he dicho que esta victoria el valor es diferente y pesa. Porque he renunciado a mucho. He renunciado a mi equipo, al equipo de mi vida, a mis amigos aquí dentro. Y lo he luchado al máximo y lo seguiré haciendo”, advirtió.

Marc estaba al borde de las lágrimas, con los sentimientos a flor de piel. Todos le abrazaban y felicitaban. Un octocampeón desbordado, alucinante.

La felicitación de Álex

Uno de los que lo hizo fue su hermano Álex, pese a estar contrariado por su caída tras un toque con Bagnaia. “Estoy muy feliz por él. No he disfrutado de su victoria porque estaba en mi camión muy cabreado, pero sí, se lo merece, ha trabajado más que nadie, como todos sabéis, lo vísteis en el documental que se hizo, le he visto mil veces sufrir. Si alguien se lo merece, y ha dado al palo muchas veces, es él“, decía resumiendo el pensamiento de mucha gente en el ‘paddock’ y en sus casas. Es el regreso soñado… pero también el principio de algo que puede ser incluso más grande.