Romina Mircoli prefirió mantener los momentos privados en familia, lo que se reflejó en la ausencia de una velación pública en la funeraria

La partida de la cantante Dulce estuvo marcada por la discreción, reflejando el deseo de su hija, Romina Mircoli, de mantener la privacidad en este momento familiar.

A pesar de que la cantante había estado hospitalizada durante semanas, sorprendió la ausencia de una velación pública en la funeraria.

Los restos de Dulce permanecieron resguardados, sin asignación de sala para el servicio, mientras que la misa se llevó a cabo en la Basílica de Guadalupe, coincidiendo con el inicio de un novenario en el que se mencionó a la intérprete.

lista, mami. Tú tampoco. Para esto nunca nadie lo está. No termino de aceptar que jamás volveré a escucharte. Jamás volveré a verte. Jamás volveré a sentir el calor de tu abrazo ni el olor de tu cabello”.

Estas decisiones fueron tomadas por Romina, quien prefirió un homenaje más íntimo para despedir a su madre, alejándose de los reflectores. Este enfoque contrastó notablemente con los grandes tributos que suelen acompañar a figuras del espectáculo, transmitiendo un claro mensaje: en ocasiones, la mejor forma de honrar a alguien es desde la calma y el respeto.

La elección de Romina de mantener la privacidad resalta su deseo de manejar el duelo de manera íntima, alejándose de la atención pública que podría haber rodeado la despedida de su madre.