La boda entre Fernanda Urdapilleta y Ramsés Alemán fue todo lo que el mundo del espectáculo podía soñar: elegante, íntima, pero llena de emociones verdaderas. Familiares, amigos y colegas estaban presentes para celebrar el amor que había nacido entre dos actores que conquistaron corazones tanto en pantalla como fuera de ella.
Después de los votos, los aplausos, el primer baile y las lágrimas compartidas, llegó el momento de los regalos. Pero lo que nadie sabía era que Fernanda tenía algo muy especial reservado solo para Ramsés.
Mientras sonaba una suave melodía de fondo, Fernanda se acercó a su nuevo esposo con una pequeña cajita blanca en las manos. Sus ojos brillaban, y su sonrisa temblaba de emoción.
—“No es algo costoso… pero es el regalo más importante que te he dado en mi vida,” —le susurró.
Ramsés, algo confundido pero conmovido, abrió la cajita. Dentro, cuidadosamente envuelto, estaba un test de embarazo con dos líneas rosas bien marcadas.
Por un segundo, el mundo se detuvo.
Ramsés levantó la vista, con los ojos bien abiertos, y cuando comprendió lo que significaba… rompió en llanto. No eran lágrimas de sorpresa, sino de felicidad pura, de amor multiplicado.
La multitud, sin entender del todo, observó cómo él abrazaba a Fernanda con fuerza, besando su frente una y otra vez mientras murmuraba:
—“¿De verdad?… ¿vamos a ser papás?”
Fernanda asintió entre risas y lágrimas.
Y así, en medio de la celebración de una unión, nacía otra vida que pronto llenaría su hogar de aún más amor.