Francisco se siente traicionado y dolido al descubrir que Eduarda ha estado ocultando la verdad sobre la vida de su hijo. La revelación de que ella ha mentido acerca de su pasado y las circunstancias que rodean su vida familiar despierta en él una profunda rabia y desconfianza. A partir de este momento, Francisco empieza a despreciar a Eduarda, sintiendo que no solo ha engañado a su familia, sino que también ha puesto en riesgo la estabilidad emocional de su hijo.
Por otro lado, la situación de Tina es crítica, ya que su vida ahora depende de Ramiro. Ramiro, un personaje enigmático y manipulador, tiene control sobre ella, lo que añade una capa de tensión a la narrativa. Tina se encuentra atrapada en un juego peligroso, y su bienestar está atado a la voluntad de Ramiro. Esto la convierte en una víctima de circunstancias ajenas, mientras que Francisco, al lidiar con su desdén hacia Eduarda, también se enfrenta a la angustia de no poder proteger a Tina de la amenaza que representa Ramiro.
Así, la historia se enreda en un conflicto emocional, donde las relaciones entre los personajes se ven afectadas por mentiras y secretos, y las decisiones de cada uno tendrán consecuencias devastadoras.