El exmandamás de la F1 analiza sin tapujos el despido fulminante sufrido por su amigo esta semana con Red Bull en el papel de ejecutor

Ecclestone y Horner, en 2019, en Abu Dhabi.
Bernie Ecclestone es un tipo que no se corta cuando efectúa declaraciones. Suelta titulares a tutiplén. De su boca emerge una metralleta verbal que usa de forma indiscriminada. Parece no importarle lo más mínimo si a la postre ha levantado ampollas con sus jugosos comentarios. Y ojo porque esta semana se ha pronunciado sobre algo que le afecta de una manera personal. Red Bull ha despedido de forma fulminante a una amigo suyo. Christian Horner se ha visto, en un parpadear de ojos, sin un trabajo que muchos envidian y que ha ido a parar a las manos de Laurent Mekies.
En la génesis de esta ejecución está el escándalo de índole sexual en el que se vio envuelto Horner. Una empleada de la compañía austriaca vertió acusaciones de comportamiento inapropiado contra el por aquel entonces team principal de Red Bull. A posteriori, el británico fue absuelto, pero ese follón en el seno de la escuadra con sede en Milton Keynes generó una fuga de cerebros(Adrian Newey y Jonathan Wheatley, como principales figuras de esta diáspora) que mermó mucho el potencial de un equipo que había dominado con puño de hierro la F1. En la actualidad, McLaren les ha relegado a un papel secundario. Y eso también es un razonamiento a tener en cuenta en todo este monumental lío.

Horner, junto a Fabiana y Bernie Ecclestone.
“En el asunto en el que se vio envuelto hace 18 meses fue simplemente un idiota. Era un hombre de 50 años que pensaba que tenía 20, pensaba que era uno de los chicos jóvenes que hay por ahí“, pondera Bernie en una conversación con The Telegraph.
No obstante, el magnate no muestra mucha empatía hacia la mujer que desencadenó el terremoto en Red Bull. “A menudo me pregunto, cuando ocurren estas situaciones, por qué si la chica está tan disgustada con las insinuaciones de alguien, no dice simplemente: ‘Eh, tú, para‘”, apostilla.
Demasiado poder
El empresario de 94 años sostiene la teoría de que Horner había aglutinado demasiado poder dentro de la escuadra austriaca y eso, a la postre, ha jugado en su contra. “La conclusión es que hay gente allí que pensaba que se estaba saliendo con la suya, que estaba actuando como si no fuera el Red Bull Racing, sino el Christian Horner Racing. Se salió con la suya en muchas cosas. Y todo el tiempo que estás entregado a algo, la gente cierra los ojos. Pero cuando dejas de entregarte, la gente empieza a mirar. Uno o dos empiezan a pensar: ‘Bueno, yo podría hacerlo mejor”, sugiere. Y al hilo de este línea de argumentación añade: “Sé que se le sugirió que fuera director de equipo y dejara la parte comercial a otra persona“.
Un currículum brutal
Sea como fuere, Horner ha salido de mala manera de un equipo en el que acumuló una enorme cantidad de éxitos a lo largo de dos décadas. En su palmarés brillan con luz propia esos ocho títulos mundiales de pilotos, otros seis certámenes de constructores, amén de 124 victorias y 287 podios. Una auténtica barbaridad. De ahí que Bernie concluya con un elogio hacia su amigo. “Por el amor de Dios, ¿quién más ha hecho lo que él ha hecho en la F1? Christian ganó muchos campeonatos. Estaba acostumbrado a ganar. Así que no es fácil cuando no ganas, y cuando sabes que no es del todo culpa tuya“, sentencia el que fuera boss del Gran Circo.