La actriz Angelique Boyer, reconocida por su papel en Teresa y Amar a muerte, ha reinventado su imagen con cirugías, cambios de estilo y disciplina física
Angelique Boyer, nacida en Francia pero criada en México, inició su carrera en 2004 como Vico Paz en Rebelde, luciendo un look juvenil con cabello rubio y mechas rosas que la identificó con el público adolescente. Sin embargo, su transición a roles adultos exigió una reinvención física. En entrevistas, ha reconocido abiertamente cirugías como el aumento de busto:
“Al principio dudé, pero quería llenar el traje de baño. Fue una decisión que cambió mi autoestima”.
Los cambios en su rostro también han sido notorios: pasó de una “cara redonda” en sus inicios a facciones más definidas, con ajustes en la nariz y mejillas, evidentes al comparar su etapa en Rebelde (2004-2006) con su protagónico en Teresa (2010). Estos ajustes coincidieron con su salto a personajes complejos, como la ambiciosa Teresa Chávez, que le valió su primer Premio.
Más allá del quirófano, Boyer atribuye su transformación a una rutina rigurosa: yoga, entrenamientos funcionales y una dieta balanceada.
“El ejercicio me da disciplina, y la alimentación es clave para mantenerme en proyectos exigentes como Tres veces Ana, donde interpreté a trillizas”, explicó en 2016.
Su evolución física ha sido paralela a su carrera: desde villanas en Mujeres Asesinas hasta heroínas en Imperio de Mentiras, adaptando su imagen a cada rol. A sus 36 años, Boyer es un referente de transformación en la industria. Mientras críticos debaten sus elecciones estéticas, fans destacan su autenticidad al hablar de cirugías y su enfoque en el bienestar integral. Hoy, combina su carrera con proyectos empresariales en nutrición, demostrando que su evolución va más allá de lo físico.