Leonor, con una astucia calculada, comienza a reunir pruebas cuidadosamente seleccionadas para construir una narrativa que inculpe a Eva como la responsable del incendio que casi acaba con la vida de Andrés. Cada pieza de evidencia que organiza está diseñada para sembrar dudas en Tomás, manipulando hechos y omitiendo detalles clave que podrían exonerar a Eva.
Desde documentos hasta testimonios forzados, Leonor no deja nada al azar. Su intención no es solo desviar la atención de su propia culpabilidad, sino también desatar un enfrentamiento entre Eva y Tomás, aprovechándose de las emociones y la vulnerabilidad de ambos. A lo largo de este proceso, Leonor refuerza su imagen de inocencia, mostrándose como una aliada preocupada por la justicia y la verdad, mientras siembra sospechas de manera sutil pero efectiva.
Esta estrategia refleja la complejidad de las dinámicas entre los personajes, donde la manipulación y el engaño se convierten en herramientas clave para alcanzar objetivos personales, sin importar las consecuencias emocionales o morales que puedan surgir.