El piloto mexicano enfrenta una ola de rumores sobre su futuro mientras un regalo singular causa revuelo en la fábrica del equipo
Sergio ‘Checho’ Pérez se encuentra en el ojo de la tormenta luego de una temporada 2024 que comenzó prometedora, pero terminó con más dudas que éxitos. Con cuatro podios en las primeras cinco carreras, el mexicano parecía consolidarse como un pilar de Red Bull. Sin embargo, el declive de su rendimiento, acompañado por problemas con el RB20, resultó en una racha de ocho carreras sin podio y solo un resultado entre los nueve primeros.
El impacto fue evidente no solo en su desempeño personal, sino también en el equipo: Red Bull perdió dos posiciones en el Campeonato de Constructores, un golpe que afectó tanto el prestigio como los bolsillos de los empleados, que vieron desaparecer bonos vinculados al rendimiento del equipo.
Una reunión clave
Después del Gran Premio de Abu Dabi, la directiva de Red Bull se reunió con los accionistas para discutir el futuro del piloto mexicano. Con nombres como Liam Lawson y Yuki Tsunoda esperando su oportunidad, el panorama para Checo no luce fácil. Aunque tiene contrato vigente, los rumores en el paddock sugieren que el equipo está evaluando opciones para reemplazarlo.
Christian Horner, jefe del equipo, se mostró reservado al respecto: “Tenemos pilotos bajo contrato y pilotos con opciones. Eso queda entre la compañía y los pilotos involucrados. Pero si hubiera algo que decir, se los diría.”
El giro inesperado
Mientras el futuro del mexicano depende de un hilo, un gesto inusual del mexicano ha capturado la atención en las últimas horas. En un movimiento que pocos esperaban, Checo Pérez envió 2,000 botellas de tequila Patrón El Alto al personal de la fábrica de Red Bull como regalo navideño.
La acción ha generado todo tipo de interpretaciones dentro y fuera del equipo. Para algunos, es un gesto genuino de agradecimiento hacia los ingenieros y empleados que trabajaron incansablemente durante la temporada. Para otros, parece un intento desesperado de suavizar tensiones, especialmente considerando que muchos empleados quedaron sin los bonos habituales debido al bajo rendimiento del equipo en el Campeonato de Constructores.
¿Un brindis por su futuro o un adiós anticipado?
Aunque los motivos detrás del regalo aún son objeto de especulación, no cabe duda de que Pérez busca reconstruir su relación con el equipo. Sin embargo, la decisión final no estará en manos de los empleados que recibieron las botellas, sino de los accionistas y la directiva de Red Bull, quienes evaluarán si el mexicano merece otra oportunidad o si es tiempo de apostar por nuevos talentos.
Mientras tanto, Max Verstappen, su compañero de equipo, ha salido en defensa del mexicano: “Siento que la gente ha sido muy dura con él… siempre ha sido considerado un gran piloto y ha sido difícil para todos en el equipo porque a veces simplemente era muy complicado de manejar.” El tiempo dirá si el tequila será recordado como un brindis de reconciliación o como un brindis de despedida.