Recientemente, Justin Verlander acordó un contrato de un año y 15 millones para militar su temporada número veinte con los Gigantes de San Francisco este 2025, lo que trajo un millón de recuerdos y quizás no tan buenos, por lo menos no para el veterano…

El día que Justin Verlander la pasó mal en San Francisco.

Mediante el primer juego de la Serie Mundial del 2012 entre los Gigantes de San Francisco y los Tigres de Detroit, Pablo Sandoval hizo que Justin Verlander tuviera un día que nunca olvidara en la que ahora será su nueva casa.

Justin Verlander y los Tigres de Detroit no solo cayeron derrotados 8 por 3 ante los Gigantes de San Francisco, sino que también permitió cinco carreras en apenas cuatro entradas de labor, justo cuando era considerado el mejor lanzador del béisbol en ese momento.

Pero eso fue gracias a alguien: Kung Fu Panda.

En la primera entrada, Pablo Sandoval conectó un jonrón solitario ante una recta a la altura de la barbilla de Justin Verlander. Y no obstante, en el siguiente turno repitió la dosis, pero esta vez por el jardín izquierdo y con un corredor a bordo.

Tan solo Pablo Sandoval se encargó de conectarle dos jonrones y remolcarle tres carreras a Justin Verlander durante esa jornada.

Pablo Sandoval no terminó ahí.

Momentos después, aunque esta vez no fue a Verlander sino al derecho dominicano Al Alburqueque, Pablo Sandoval conectó otro jonrón solitario abriendo la parte baja de la quinta entrada para aumentar la ventaja de los Gigantes a 6 carreras por 0 sobre los Tigres de Detroit..

Lo que dijo Justin Verlander en ese entonces.

“Simplemente no ejecuté esta noche, especialmente con Pablo” dijo Verlander, quien no pudo evitar mencionar el nombre del venezolano, mismo que en el Juego de Estrellas de ese mismo año también le conectó un triple con bases llenas.

La nueva casa de Justin Verlander..

El estadio de los Gigantes de San Francisco, conocido como AT&T Park en 2012, ahora lleva el nombre de Oracle Park, pero para Verlander, el lugar sigue siendo el mismo escenario donde vivió una de las derrotas más memorables de su carrera. Ahora, 13 años después, el veterano buscará reescribir su historia en este terreno, vistiendo los colores del equipo que alguna vez le hizo pasar uno de los momentos más amargos de su trayectoria.

¿Será capaz de convertir los recuerdos de aquella noche en motivación para una última gran temporada? Solo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que, para Verlander, San Francisco representa tanto un desafío como una oportunidad para cerrar su legendaria carrera en sus propios términos.