Los padres de Carlos Alcaraz: pasión por el deporte (transmitida a sus cuatro hijos) y la modestia por bandera

Los progenitores de Carlos Alcaraz se caracterizan por la discreción y por cederle siempre el protagonismo a su hijo, pero en las grandes victorias, como en la de ayer en Roland Garros, evidencian la relación tan estrecha que tienen con él.

Carlos Alcaraz posando ayer con el trofeo que le acredita como ganador de Roland Garros junto a sus padres y su hermano...

Carlos Alcaraz, posando ayer con el trofeo que le acredita como ganador de Roland Garros junto a sus padres y su hermano mayor.EMMANUEL DUNAND/Getty Images

“Tengo la suerte de tener aquí a mi padre, a mi madre, mis hermanos, mucha familia por aquí. Para mí es increíble teneros apoyándome. Pero las veces en las que no estáis en los torneos apoyándome, sé que lo estáis haciendo por la tele. Todo el apoyo que me dais es espectacular desde que era un niño. Cuando terminaba el colegio, corría a poner la tele y ver este torneo, y ahora estoy levantando el trofeo delante de vosotros, así que muchas gracias por todo este viaje”, dijo Carlos Alcaraz sobre la pista Philippe Chatrier poco después de conquistar su primer Roland Garros.

Carlos Alcaraz abrazando ayer a sus padres despus de ganar Roland Garros
Carlos Alcaraz, abrazando ayer a sus padres después de ganar Roland GarrosLionel Hahn/Getty Images
Justo antes, y en plena celebración del título recién conseguido, Alcaraz desapareció brevemente por el túnel que conduce a vestuarios para reaparecer casi al instante en las gradas, donde se fundió en un largo y emotivo abrazo con sus padres, que no podían contener las lágrimas.
Sus progenitores, Carlos Alcaraz González y Virginia Garfia Escandón, han sido siempre un apoyo clave en la trayectoria del deportista español y una presencia constante en sus torneos, especialmente su padre, a quien le debe su devoción por el tenis: Carlos Alcaraz Sr. también iba de hecho para tenista, llegó a ser subcampeón de España y a principios de los 90 formó parte del circuito de la ATP (su mejor ránking fue 963 del mundo, según la web oficial), pero no contó con las oportunidades necesarias para desarrollarse como jugador, empezando por las económicas.

Sus progenitores, Carlos Alcaraz González y Virginia Garfia Escandón, han sido siempre un apoyo clave en la trayectoria del deportista español y una presencia constante en sus torneos, especialmente su padre, a quien le debe su devoción por el tenis: Carlos Alcaraz Sr. también iba de hecho para tenista, llegó a ser subcampeón de España y a principios de los 90 formó parte del circuito de la ATP (su mejor ránking fue 963 del mundo, según la web oficial), pero no contó con las oportunidades necesarias para desarrollarse como jugador, empezando por las económicas.

“Yo te digo que la derecha era tan buena como la de su hijo. El revés, no tanto. Podía haber sido profesional, ya que con 14 años querían llevárselo a la Academia de Bruguera en Barcelona. Tenía que pagar 80.000 pesetas al mes y yo entonces solo ganaba 60.000. Fue imposible”, dijo el abuelo de Alcaraz (quien también se llama Carlos) a La Verdad. “Recorrimos España entera y nos faltó eso que sí ha tenido mi nieto: medios económicos, apoyos de patrocinadores como Postres Reina y entrenadores para guiarlo… No pudo seguir y se tuvo que buscar la vida dando clases en El Palmar, Alcantarilla y Cartagena. Se quedó al frente del club y su vida ha sido el tenis”.

Aunque el abuelo no tuviera el dinero para pagar la formación de su hijo, sí era secretario del club que hace mención, el Real Sociedad Club de Campo Murcia, situado en El Palmar, e impulsó la construcción de las primeras pistas de tenis allí, deporte al que se había aficionado pasados los 30 años. Luego eso sirvió de plataforma para que Alcaraz padre se hiciese cargo de la dirección deportiva y pudiera encargarse de formar en el tenis a sus cuatro hijos, todos varones, sin preocuparse del coste económico.

Aunque el abuelo no tuviera el dinero para pagar la formación de su hijo, sí era secretario del club que hace mención, el Real Sociedad Club de Campo Murcia, situado en El Palmar, e impulsó la construcción de las primeras pistas de tenis allí, deporte al que se había aficionado pasados los 30 años. Luego eso sirvió de plataforma para que Alcaraz padre se hiciese cargo de la dirección deportiva y pudiera encargarse de formar en el tenis a sus cuatro hijos, todos varones, sin preocuparse del coste económico.

El tercer hermano, Sergio, también es un hábil deportista y ha destacado en el fútbol, en el equipo local R.E.D. El Palmar C.F, mientras que el menor, Jaime Alcaraz, es el que tiene más probabilidades de seguir los pasos de Carlos ya que, aunque apenas ha entrado en la adolescencia, ha ganado torneos en el Rafa Nadal Tour y ha participado en dos ocasiones en el IMG Future Stars Invitational, donde solo son invitados los jugadores menores de 12 años más prometedores del mundo.

Volviendo a Alcaraz padre, él fue quien puso una raqueta en la mano de Carlos desde los cuatro años y ayer, justo después de ver a su hijo ganar Roland Garros, confesó en los micrófonos de Carrusel Deportivo que “nos ha sorprendido desde muy pequeñito, desde que empezó… A veces es difícil de explicar un poco lo que consigue, pero bueno, muy contentos y muy felices por todo lo que está consiguiendo a una edad temprana y, sobre todo, que lo disfrute. Esto es una carrera larga y poco a poco”.

A pesar de ser el principal responsable de trasladar la pasión por el deporte a su hijo, en cuanto vio que este tenía posibilidades de dedicar su vida a ello, algo que él no pudo hacer, dio un paso a un lado y dejó que volara solo.

“Siempre ha tenido en cuenta que hay que separar el tema profesional con el familiar, sabe mucho de tenis y siempre ha estado apartado”, ha dicho el campeón sobre su progenitor. Así, Carlos padre dejó que primero le entrenara en Murcia el preparador de tenistas Kiko Navarro, quien estuvo junto a él desde los 9 hasta los 15 años, y en 2018 se puso en manos del ex tenista Juan Carlos Ferrero y se trasladó para vivir y entrenar a su academia en Villena, a poco más de una hora por carretera de donde creció

Alcaraz sigue por tanto viendo constantemente a sus padres, y con su madre, Virginia Garfia, tiene una relación muy especial y le ha dedicado torneos a pie de pista, como el Mutua Madrid Open. Garfia no tenía vinculación con el mundo del tenis hasta que conoció a su marido y ni siquiera nació en Murcia como el resto de la familia, sino en Andalucía, en Sevilla, donde se crio hasta que su padre se tuvo que trasladar por motivos laborales (era empleado de El Corte Inglés).

Garfia se ha preocupado por que sus hijos tengan también conexión con sus raíces maternas, empezando por la comida: cuando está en casa, le prepara a Carlos su plato favorito, un puchero con pringá, con los ingredientes cárnicos del cocido andaluz desmenuzados.

No viaja tanto como Carlos padre para ver jugar a su hijo pero es habitual verla en las gradas en los encuentros importantes, como ayer en París, y aunque esté desligada del tenis ejerce de vocal del patronato de la Fundación Carlos Alcaraz, que nació este año con la vocación de promover el bienestar infantil a través del deporte (la preside el propio tenista y el vicepresidente es su padre).

Carlos Alcaraz Gonzlez y Virginia Garfia presenciando la final de Wimbledon que ganó el año pasado su hijo
Carlos Alcaraz González y Virginia Garfia, presenciando la final de Wimbledon que ganó el año pasado su hijoClive Brunskill/Getty Images

Al igual que el resto de la familia, Virginia es muy discreta (quizá ella lo sea aún más que el resto), prefiere cederle todo el protagonismo a su hijo y aunque no rehuye las preguntas de los periodistas, apenas concede entrevistas y, si lo hace, generalmente habla con medios locales murcianos.

“Siempre ha sido muy noble, desde niño hasta ahora, muy noble y muy cariñoso, muy de su casa y de su familia… Lo poco que le des, el te devuelve el doble”, declaró a Onda Regional el año pasado. Aunque reconoce asimismo que de pequeño fuera un poco trasto: “De formalito nada, era muy travieso, inquieto y muy movido, una buena cualidad para hacer deporte… Poco a poco y con paciencia ha sabido encauzarlo, pero tenía mucho carácter”, dijo Garfia en 2022 a la misma emisora.

Todavía mantiene ese punto de rebeldía, como a la hora de hacerse tatuajes para conmemorar sus grandes victorias, algo que a su madre parece no hacerle mucha gracia a juzgar por las palabras de Carlos. Son eso sí bastante discretos y no se aprecian a primera vista: tiene grabadas en su piel la fecha en la que ganó el US Open, su primer Grand Slam, y la de la consecución de Wimbledon acompañada de una fresa. Ahora ha anunciado su intención de tatuarse la torre Eiffel en el tobillo para celebrar Roland Garros: “He tranquilizado a mi familia, solo lo haré por el primer triunfo de cada Grand Slam. No creo que mi madre me diga nada por el motivo que es”, dijo entre risas.

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