Extraña las pequeñas cosas de su infancia y tener una familia unida, pero se ha resignado a que “no se puede tener todo en la vida”

Santa Fe Klan no se considera feliz a pesar de dormir entre billetes . (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Santa Fe Klan no se considera feliz a pesar de dormir entre billetes. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Dice una máxima de la cultura urbana popular que una vez nacido y crecido en el barrio, siempre serás del barrio. También hay una ley no escrita que dice que cuando te vas del barrio, el barrio nunca se va de ti porque lo llevas en tu ser. Esas palabras pueden ejemplificarse con Santa Fe Klan, rapero mexicano que manifiesta deberle mucho al lugar en que creció, el barrio de Santa Fe, en Guanajuato.

A pesar de ser considerado uno de los artistas latinos del momento y registrar sold outs en varias ciudades de Estados Unidos, Ángel Jair Quezada Jasso, su verdadero nombre, no quiere perder el piso. Entre otras cosas, la fama que actualmente disfruta no le brinda la felicidad que él quisiera. Y algo que lo pone feliz es tener presente a su barrio, un sitio al que le guarda gratitud porque, a pesar de las carencias, le permitió saber que la alegría se encuentra en lo sencillo.

Durante la entrevista que concedió a Yordi Rosado, el rapero compartió que el éxito de sus canciones le agrada pero no le quita el sueño. Prefiere otras alegrías que hoy no tiene.

“Me he cansado de (querer) tener una vida feliz como la que tuvieron mis papás. Está difícil. No puedo tener eso, pero tengo mi música. Duermo con micrófonos, con mi piano. Me gusta mucho la música. Me he quedado con dinero. Esto es lo que tengo. Antes no tenía esto. Pero…”.

Ni siquiera el dinero lo ha hecho sentirse realizado tras haber padecido necesidades en la infancia y adolescencia. El propio Santa Fe Klan se lo ha confirmado a sí mismo cuando ha decidido irse a dormir acompañado de pesos y dólares. Contrario a la fascinación que tiene el boxeador Floyd Mayweather Jr. con esa práctica, Ángel Jair Quezada Jasso no le encuentra algo agradable.

“Me he quedado a dormir con billetes, con dinero terminando de cantar. Y neta, no se siente nada. La gente, a lo mejor, piensa que sí. Yo lo he hecho para sentir felicidad, para sentirme bien. No se siente nada”.

Sin sentir nada al levantarse rodeado de dinero, el rapero de 23 años apunta su interés hacia otros detalles que llenen su corazón. Por ejemplo, el deseo de una familia unida. En este sentido, Santa Fe Klan atraviesa por un doble dolor hogareño. Por un lado, sus padres recién se separaron. Por el otro, extraña a Luka, hijo que tiene con la influencer Maya Nazor.

“Ahorita tengo a mi niño, como que siento que ya está creciendo y tengo que estar con él. El día que crezca se va a sacar de onda si me ve con otra persona, quiero que este tiempo él esté conmigo… Pues (me siento) solo, es que no tengo a mi niño y casi no puedo estar con él por el trabajo y porque tenemos que andar de un lado para otro, él está allá en Guadalajara”.

Frente a este panorama, tras haber experimentado el ejercicio de acostarse entre billetes y encontrarse en un extraordinario momento de su carrera, Santa Fe Klan se considera insatisfecho. Es por ello que aprecia sus años como chico de barrio en Guanajuato antes de irse a buscar sus sueños como intérprete y compositor de rap.

“A pesar de lo que estamos viviendo ahora, hay que tratar de ser felices de la manera en que se pueda. Son unas por otras, no se puede tener todo en la vida. Ojalá pudiéramos tener una vida así con una familia unida y feliz. Por eso valoro y respeto mucho a mis papás porque nos hicieron felices a pesar de la pobreza y a pesar del barrio. Qué chido que viví eso porque quizá no lo voy a volver a vivir”.

Tanto guarda con aprecio los recuerdos en Santa Fe que comparte con nostalgia y cariño a Yordi Rosado anécdotas de esa época. Le cuenta acerca de la unidad que existía para apoyarse entre unos y otros. Por ejemplo, cuando su mamá recibía fiado en la tienda, o cuando su mamá le hacía favor de licuar los chiles a la vecina.