Maverick, duro con su antigua marca de MotoGP en el documental de DAZN Maverick: Dos vidas’
Maverick Viñales, en 2021, su último año con Yamaha.
Maverick Viñales repasó toda su trayectoria deportiva en el Mundial de MotoGP y cómo hace posible ser piloto y padre a la vez. Fue en el documental de DAZN titulado ‘Maverick: Dos vidas’. En él, habla de muchas cosas, entre otras, de su nuevo reto con KTM para batir a Ducati en 2025 y 2026.
Es especialmente interesante lo que el de Roses dice de su etapa en Yamaha, de 2017 a 2021. “Hay que hablar de lo técnico y lo emocional, porque, al final, van de la mano. Yo recuerdo cuando entré en Yamaha, entré como un misil. Con una idea clara y un objetivo muy claro y es lo único que los pedí a Yamaha: ‘Yo quiero ser campeón del mundo. No quiero ser otra cosa, no me hagáis ser otra cosa, porque yo sólo quiero ser esto. Lo demás no me interesa’. Cuando me subí por primera vez, me enamoré de ella al primer momento. Fue como cuando algo fluye solo. Se me ponen los pelos de punta. Me salía todo tan fácil. Dije: ‘Chicos, os voy a ser sincero: nunca piloté una moto que fuera tan bien. Ni la toquéis’. Fue la que dejó Jorge (Lorenzo). Dije: ‘Traedme esta moto a Qatar, que con esto voy a ganar el Mundial’. Llegué a Sepang y dije: ‘¿Dónde está esa moto?'”, evoca.
Se empieza a torcer todo
Luego, el catalán sigue con sus recuerdos respecto a ese Mundial. “Me dijeron: ‘No, es que tenemos que correr con la nueva’. Obviamente, los japoneses siempre quieren mejorar y mejorar. Dije: ‘Es que yo quiero la nueva’. Pero me sentía genial también con la nueva, pero no sentía que fuera ‘esa’ moto. Llegué a Qatar y gané la primera carrera. Gané la segunda y funcionaba todo muy sencillo. Le Mans fue espectacular, uno de los mejores días de mi vida, le gané una batalla bonita a Valentino Rossi, de tú a tú. En Montmeló empezó una marea de cambiar cosas. Hice el test con cinco chasis. No podía entender nada. Si a mí esa moto me iba bien. Llegué a Assen y corrí con un chasis con el que sólo había dados dos vueltas. Obviamente, me caí. Perdí 25 puntos, porque esa carrera la habría ganado, seguro. Luego empezaron a cambiar cosas en la moto y se desmoronó todo. Ese año me frustró mucho. Era mi año, es cuando estaba más fuerte y los demás no estaban tan fuertes. Mentalmente, me dolió porque yo me esperaba ganar. No hay nada peor que tú te esperes algo y no suceda. Nadie tenía mi velocidad ese año”, explica.
Más problemas
El gerundense continúa con su relato respecto a sus vicisitudes en la firma nipona. “Llegamos a 2018 y dije: ‘Quiero la moto de 2016, no me traigáis nada más’. En Jerez hice un test con la moto de 2016, que la llevaba Zarco, e iba medio segundo más rápido. Los decía: ‘¿Lo estáis viendo que no me equivoco, que es así?’. Decían: ‘Sí, sí’, pero llegamos al test de Sepang y otra moto nueva y la moto de 2018 a mí no me gustaba nada. Dije: ‘Con esto va a ser muy difícil’. Fue uno de mis peores años en Yamaha”, afirma.
Nuevas motivaciones
Viñales sigue con su recorrido. “Llegamos a 2019 y parece que habían aprendido la lección. Márquez y Honda eran muy fuertes, pero la moto iba muy bien. Fuimos los únicos capaces de plantar cara, realmente, a Marc”, confiesa.
Maverick Viñales, en un triunfo con Yamaha.
Los errores de 2020
Maverick llega a 2020. “Dije: ‘Con la moto de 2019 y un poquito de aerodinámica se puede ganar’. También los dije: ‘Tengamos continuidad’. Acepté ir con la 2020, aunque muy a disgusto. Justo antes del Covid, me lesioné de una manera muy fea, que para mí fue positivo, porque pude estar tranquilo cinco meses. En Jerez tuvimos un problema con las válvulas de los motores. Mis motores eran los que tenían más problemas”, indica. ‘Mack’ cuenta sus incidentes en Austria y cómo se quedó sin frenos. “Perdí 40 puntos, que me habrían dado el campeonato. El año más fácil para ganar el Mundial y en el que más fallamos. Fue espectacular. Otro año que me hizo mucho caso, porque si me hubieran hecho caso, hoy sería campeón del mundo, estoy cien por cien seguro”, suelta.
2021 y el final
Viñales cuenta su última campaña con Yamaha. “El 2021 empecé el Mundial ganando. Me sentía imbatible. Yo no sé qué pasó ahí, no entiendo nada de lo que pasó, que mi moto iba del revés. Gané la primera carrera con una mano. Dije: ‘No aprieto más porque no quiero que luego los demás mejoren’. Llego a Qatar 2 y mi moto iba muy diferente. Ahí empecé a desconfiar: ‘Aquí está pasando algo’. En Portugal, fue un chorreo, me sacaron dos veces dos poles. No había sensor y de poder ganar a salir el 12. Esas pequeñas cosas te llevan a un estado de frustración que dices: ‘No puedo más. O paro o reviento. Es o ellos o yo'”, explica. Y su polémica por forzar el motor. “Si vieras lo que fuerzas en una de motocross… No fue por romperla ni mucho menos, sino para que ellos entendieran que yo no podía más. Estaba harto de esa situación. Dijeron que intenté sabotear o romper una moto. Apagué el móvil y dije: ‘No quiero saber nada. Me da absolutamente igual’. Sólo quería pensar en mi familia”, proclama.
Reflexión final
Maverick hace una reflexión global. “Siempre he sentido que no he tenido la suficiente fuerza para decir: ‘Quiero esto y es esto. Y punto’. Eso me ha jodido mucho, porque sé perfectamente que ya podría haber realizado mi sueño y no he podido por otras circunstancias, no por mis manos. Y eso duele, es muy difícil aceptarlo. Yo no quería seguir en ese momento, no tenía sentido. Reflexioné unos días y no lo acababa de entender. Con las cifras que me pagaban, me decía: ‘Es que me tienen por tener’. Me di por vencido, dije: ‘Vale, yo me bajo del barco'”, concluye.