Apoyar el trabajo de las mujeres en la cultura es el principal objetivo de la iniciativa Carolina Herrera for Women in the Arts, que recibe el Premio Mujerhoy por su labor filantrópica.

Asomada a la ventana, en la casa del diseñador de interiores Lorenzo Castillo, Carolina Herrera lleva vestido rosa empolvado con volantes de Carolina Herrera New York./FOTOGRAFÍA: JONATHAN SEGADE / ESTILISMO: ALMUDENA CARNICERO

Asomada a la ventana, en la casa del diseñador de interiores Lorenzo Castillo, Carolina Herrera lleva vestido rosa empolvado con volantes de Carolina Herrera New York. / FOTOGRAFÍA: JONATHAN SEGADE / ESTILISMO: ALMUDENA CARNICERO

Llega con una sonrisa casi tan cálida como ese acento venezolano que mantiene, a pesar de llevar viviendo más de 20 años en nuestro país. Carolina Herrera (Caracas, 1969) es la beauty creative director de la firma que fundó su madre.

Además es la embajadora de la iniciativa Carolina Herrera for Women In The Arts, que Mujerhoy premia por su apoyo a las mujeres en el arte, la moda y la tecnología. De ello y del momento «feliz y en paz» que vive, hablamos en la luminosa mañana de un otoño adelantado

MUJERHOY. ¿Por qué ha decidido involucrarse en la iniciativa Carolina Herrera for Women In The Arts?

Es un proyecto que encaja en la filosofía de la empresa que fundó mi madre y que siempre ha estado dirigida a las mujeres. Desde la moda, hemos soñado con hacer que se vean más fuertes, poderosas y orgullosas. Apoyar el trabajo de las mujeres en la cultura es un reto distinto y nos motiva mucho.

Usted tenía ya un vínculo con el arte.

Sí, y he querido mantenerlo con mis hijos. Crecí en Caracas, en una hacienda de finales del siglo XV, que es una obra de arte en sí misma. Luego en Nueva York, mi padre nos llevaba a museos. Y eso te va quedando.

Además, tuvo el privilegio de estudiar con el profesor Calvo Serraller, historiador y director del Prado.

Con cuatro amigas, tuve la suerte de estar con él desde 2012 hasta dos semanas antes de su fallecimiento en 2018. Hablaba de arte, literatura, ciencia, sociología, política… No había un tema que no conociera. Lo increíble de él no era todo lo que sabía, sino cómo lo relacionaba y exponía. Y, al final de su vida, nos dio una lección de cómo irse. Para mí, compartir ese tiempo con él supuso un antes y un después en mi manera de mirar al mundo.

También apoyan el programa de Karlie Kloss para enseñar programación a las más jóvenes. ¿Por qué es importante que las mujeres sean más activas en este campo?

El proyecto de Karlie es fascinante y muy inteligente. Es importante que las mujeres sean más activas en el ámbito de la programación, precisamente porque es un territorio tradicionalmente acaparado por los hombres. No es que haya una forma feminista de programar, sino que queremos facilitar el acceso a la programación de las mujeres que no se atreven a tomar ese rumbo profesional porque no tienen referentes cercanos o piensan que es una profesión de hombres. Además, la tecnología es un sector muy ligado al desarrollo, a la innovación. Estas jóvenes no solo están programando software; están programando el futuro.

Vestido con cuerpo de terciopelo y falda de tafetán de Carolina Herrera New York.

Vestido con cuerpo de terciopelo y falda de tafetán de Carolina Herrera New York. / FOTOGRAFÍA: JONATHAN SEGADE / ESTILISMO: ALMUDENA CARNICERO

Otra faceta de esta iniciativa es fomentar la creatividad en la moda, con becas en Nueva York y Río de Janeiro. ¿Podría salir de esas becas el futuro diseñador de la firma?

Por supuesto. Nuestras becas se basan en el talento y la igualdad de oportunidades, y no tendría sentido que eso se quedase en la escuela. No sé si el futuro diseñador saldrá de este programa, pero sí puedo decirte que Paloma, una alumna de tercero en el Fashion Institute of Technology, ha empezado prácticas en el estudio de Carolina Herrera New York, junto a Wes Gordon.

Su madre ha cumplido 85 años. ¿Cómo valora su legado?

Cuando me lo preguntan, me asombro de lo que ha logrado, porque sigue siendo mi mamá: la veo cuando se despierta, cuando está brava… Ese legado es una enseñanza.

Ella ha creado un estilo, algo que muy pocos pueden decir.

Sí, es impresionante y maravilloso. He estado cerca de ella toda la vida, pero cuando lo miro desde fuera pienso: «¡Qué maravilla que todos lo vean!».

¿Qué lecciones le ha dejado su madre?

Primero, la perseverancia, tener claro que si te caes no puedes quedarte en el suelo. También la disciplina, la educación y saber separar tu mundo privado e interior del público. Es algo que tengo muy claro. Seas el presidente de Estados Unidos, Madonna o quien seas.

¿Y cómo lo ha mantenido separado usted?

Siempre he dado lo que he querido. A veces, los medios cogen algo que no te apetece, pero no pasa nada si estás centrada en tu interior. Aprendes a dar importancia a lo que la tiene.

Pantalón y cuerpo de Carolina Herrera New York.

Pantalón y cuerpo de Carolina Herrera New York. / FOTOGRAFÍA: JONATHAN SEGADE / ESTILISMO: ALMUDENA CARNICERO

¿También lo consigue con sus hijos?

Cuando tienes niños es más complicado. No puedes pretender que a una niña de 15 no le importen los likes, pero puedes guiarla y, a través del ejemplo de sus padres, lo entenderá.

¿Usted se arrepiente de no haber seguido algún consejo que le dió su madre?

¡Imagínate! Igual se quejaba de mis novios cuando tenía 18 o 20 años. Si le hubiera hecho más caso… [Risas].

Y ahora, con sus hijos, ¿se ve reflejada en su madre?

Mis padres eran muy estrictos y yo no lo soy. Yo mentía y me escapaba… total, para hacer nada. Eso lo cambié radicalmente. Pero sí me veo reflejada en la disciplina, puede que sea genética [Risas]. Y a veces les digo: «¿Vas vestida así?», pero luego pienso: «A ti no te gustaría que te lo dijeran». Obvio, repetimos patrones.

Y, respecto a su padre, Reinaldo Herrera, ¿que enseñanzas suyas ha mantenido con sus hijos?

Cuando yo era adolescente, mi madre trabajaba muchísimo y él era el referente a la hora de hacer los deberes. Yo decía: «Tengo que hacer un trabajo sobre el poema Annabel Lee» [de Edgar Allan Poe], y lo recitaba de memoria. Me impresionaba. Yo he aprendido poemas para alardear frente a mis niños [Risas]. No leo cuatro a la vez como él, pero tengo pilones de libros por leer.

Su hija mayor, Olympia, ha estado en Nueva York, en los desfiles de la firma. ¿Quiere seguir los pasos de su abuela?

Tengo fotos ideales de ella y de mi sobrina, con ocho o 10 años, aprendiendo a caminar en la pasarela con Karlie [Kloss] antes del desfile. Le gusta la moda y lleva tres años trabajando en París en diferentes aspectos de moda y perfumes. Le gusta la parte del negocio, pero también la psicología, pero no tengo idea de si va a ser diseñadora de moda.

La beauty creative director de Carolina Herrera posa con jersey de cuello vuelto, falda y pendientes de Carolina Herrera New York. Los stilettos son de CH.

La beauty creative director de Carolina Herrera posa con jersey de cuello vuelto, falda y pendientes de Carolina Herrera New York. Los stilettos son de CH. / FOTOGRAFÍA: JONATHAN SEGADE / ESTILISMO: ALMUDENA CARNICERO

Volvamos a su carrera. ¿Qué ha aportado usted a la marca como beauty creative director de Carolina Herrera?

Creo que en los últimos años nos hemos atrevido a dar pasos que nunca habíamos dado. La audacia, atreverse a hacer cosas nuevas, es algo que forma parte de la marca, y yo la he aplicado al desarrollo de categorías de producto que parecían fuera de nuestro alcance. Hace no muchos años, Carolina Herrera Beauty sólo producía perfumes maravillosos. Nuestra línea de maquillaje ha cambiado las normas del sector. Ese modo de concebir la personalización de cada objeto, y la propia paleta de colores y la forma de combinarlos son elementos 100% Carolina Herrera.

¿Qué le gusta más del proceso de creación de un perfume?

Me encanta explorar ideas nuevas. Y me apasiona trabajar con los perfumistas. No soy perfumista, pero colaboramos con algunos de los mejores del mundo. Y ese proceso de trabajo, que implica muchas pruebas, muchas reuniones, algunas conversaciones muy apasionadas, tiene una energía maravillosa.

¿Cuál es el secreto del éxito de los perfumes que crea?

Tenemos perfumes muy distintos, pero creo que no son tímidos. Mi madre siempre ha dicho que un labio rojo tiene que ser rojo, rojo. Y que un vestido rosa tiene que ser del rosa más maravilloso del mundo. Con nuestros perfumes, siempre llevamos las sensaciones y los ingredientes un paso más allá que el resto. Sin miedo. Y nos encanta explorar las contradicciones, los contrastes entre ingredientes que aparentemente no tienen nada que ver. Como Good Girl, floral pero lleno de fuerza y picardía.

Su último lanzamiento, Amazonian Rose, se inspira en sus recuerdos de infancia en Caracas.

Sí, la rosa amazónica no tiene olor, pero se lo damos a través de las vivencias. Crear un perfume es un proceso romántico, casi como tanto como escribir el guión de una película.

¿Qué añora de su vida en Caracas?

Es mi raíz. Echo de menos la familiaridad de donde crecí. El año pasado fui dos veces y sigo siendo miembro del Country Club, casi por romanticismo. Siempre digo que Caracas es mi niñez; Nueva York, la adolescencia; y Madrid y Sevilla, la madurez.

¿Y de una ciudad tan magnética como Nueva York?

La energía. Llego y me da ansiedad crónica. ¡Me encanta! [Risas].

Lleva más de 20 años en Madrid. ¿Qué le da esta ciudad?

Felicidad, paz. Es la ciudad que escogí para quedarme y formar una familia. Abro la ventana, veo el cielo azul y pienso: «Qué suerte tengo de estar aquí».