Carolina Herrera es la emperatriz de la alta costura por su estilo y elegancia. Sus diseños la reflejan a ella: una mujer con personalidad y clase que ha sabido perdurar en el tiempo

Foto: Carolina Herrera en una New York Fashion Week (Getty)Carolina Herrera en una New York Fashion Week (Getty)

Carolina Herrera es la emperatriz del Imperio de la Moda escrita con mayúsculas. Soberana del diseño exclusivo y la sofisticación estilística, la creadora venezolana ha conquistado la élite de la alta costura. El suyo es un imperio creado a su imagen y semejanza: mujer con personalidad de elegancia atemporal. La propia Carolina Herrera está considerada una de las mujeres mejor vestidas del mundo. Ella misma ha reconocido que la responsabilidad de su trabajo está en lograr que la mujer de hoy “se sienta confidente, moderna y, sobre todo, más hermosa”.

Carolina Herrera: primera dama de la moda

Carolina Herrera aprendió desde niña el sentido de la sofisticación. La suya era una familia bien posicionada económica y socialmente. El parque de juegos de Carolina eran las galas, los cócteles y las fiestas; sus compañeros de juegos eran los artistas de la vanguardia creativa de las décadas de los años 40 y 50.

Karlie Kloss, Marc Puig, Carolina Herrera y Elizabeth Musmanno haciéndose un selfie (Getty)
Karlie Kloss, Marc Puig, Carolina Herrera y Elizabeth Musmanno haciéndose un selfie (Getty)

Las influencias de la ahora consagrada diseñadora no podían ser más ilustres. Con 13 años de edad (en 1952) su abuela la llevó a un desfile de Cristóbal Balenciaga, uno de los grandes maestros de la costura. “Mis ojos estaban acostumbrados a ver cosas hermosas”, suele afirmar Carolina Herrera sobre los años anteriores a su éxito.

La popularidad llegó en 1981 cuando la editora de Harper’s Bazaar y Vogue, y eventual cazatalentos de la moda, Diana Vreeland, alentó a Carolina Herrera para que presentase su primera colección de ropa femenina. El desfile se celebró en el Metropolitan Club de Nueva York (Estados Unidos) y fue la confirmación de que la elegancia y la exclusividad estaban a salvo con la diseñadora venezolana.

Carolina Herrera con algunas de las fragancias de su firma. (Fuente Getty).
Carolina Herrera con algunas de las fragancias de su firma. (Fuente Getty).

Carolina Herrera: la casa

La presentación en el Metropolitan Club tuvo tan buena acogida entre el público y los expertos en moda que Carolina Herrera decidió trasladarse con su familia a Nueva York. La ciudad de las grandes tendencias mundiales se convirtió en testigo del nacimiento y expansión del Imperio CH porque también allí fundó su primera marca comercial: Carolina Herrera, Ltd.

A pesar del marcado acento cosmopolita neoyorquino de la firma, la esencia de Carolina Herrera es más que americana. Tanto su colección prêt-à-porter de lujo, conocida como Carolina Herrera New York, como la colección sport de CH Carolina Herrera, son propiedad de la compañía española Puig desde 1995.

La marca no ha dejado de crecer. Sin perder su toque natural de sofisticación y exclusividad, Carolina Herrera también ha vestido de elegancia el mundo masculino. A las estrellas del universo CH de moda para mujer: trajes chaqueta, vestidos y novias, se suman las prendas para hombres. Las propuestas de la casa en su gama de complementos, accesorios y fragancias rematan un look puramente Herrera.

Carolina Herrera y Carolina Adriana Herrera. (Fuente: Getty).
Carolina Herrera y Carolina Adriana Herrera. (Fuente: Getty).

El jazmín, el olor de Carolina Herrera

La elegancia también se puede percibir por el olfato. Carolina Herrera lo sabe y sus fragancias no son más que la extensión de su sentido del gusto por la sofisticación. “El jazmín es parte de mi vida. Siempre ha estado conmigo, mucho antes de que me pusiera de moda. Es el primer aroma que descubrí “, afirma la diseñadora. Su forma, color y textura la sirven de inspiración constante.

Su hija menor, Carolina Herrera de Báez, es la directora creativa en la Casa de las Fragancias de la firma. Ella supervisa los cultivos del jazmín en su lugar de origen, India, y los procesos de elaboración de las fragancias de la marca en Nueva York. La flor de jazmín tiene un origen místico: las ofrendas sagradas; un origen tan místico y tan sagrado como lo es para el mundo creativo de Carolina Herrera.