En el restaurante Donatella como telón de fondo, el diseñador mexicano nos transportó a una atmósfera que fusionó cultura, moda y gastronomía.

Benito Santos vestido rojo.

RAFAHELL

Cuando Ximena Navarrete ganó la corona de Miss Universo el 23 de agosto del 2010, el nombre de México se quedó en la memoria de la audiencia que por segunda vez en la historia del país veía a una reina de belleza mexicana llevarse el título, luego de Lupita Jones en 1991. En aquel entonces, la modelo tapatía llegó a la final con un vestido rojo carmín que delineaba su silueta a la vez que una sobrefalda con vuelo le otorgaba un aire etéreo con cada uno de sus pasos. El diseño, obra de Benito Santos, fue un parteaguas en el incipiente camino de Navarrete al mismo tiempo que lo fue para el diseñador tapatío, quien un par de años antes de dicho suceso había abandonado su carrera profesional de médico para dedicarse a lo que más le apasionaba en la vida: ilustrar vestidos que luego se convertirían en los aliados de las historias de todas las mujeres para las que ha diseñado.

Las contribuciones de Benito Santos a la moda mexicana parten de la cultura que lo ha rodeado desde pequeño, y el impacto social de los certámenes que celebran la belleza no son lejanos a ello: forman parte de su imaginario, de su inspiración y renombre. Son parte también de la historia y costumbres de Guadalajara y sus municipios. De ahí que la colección de Otoño-Invierno 2024 que presentó en la inauguración del restaurante Donatella, sea una oda a los diseños glamurosos y sofisticados que también cuentan una historia utópica de lo que supone ser una reina de belleza. “La inspiración de esta colección fueron los certámenes de belleza, que desde que era adolescente me inspiraron cuando los veía por televisión. Tienen un lugar muy especial para mí, pues significaron mi primer contacto con la moda femenina”, contó el diseñador para Vogue México y Latinoamérica, quien además resalta el valor que estas plataformas aportan para crear “vínculos de amistad y apoyo entre mujeres”

Modelo con vestidos de noche color dorado en la pasarela de Benito Santos OtoñoInvierno 2024.

Benito Santos, Otoño-Invierno 2024.

Donatella, un proyecto del Grupo Barbarella, se creó bajo un concepto de cocina franco-italiana y, en su primer día de operación, los asistentes al desfile vivimos una auténtica fusión de moda y gastronomía. El lugar estaba lleno de comensales que no solo disfrutamos la degustación de platillos que pasaron de los escargots a la bourguignonne, a la auténtica pizza nombrada como el lugar para finalizar con un creme brulée y profiteroles como parte de los postres, sino que también vimos de cerca los veinte diseños de vestidos de gala de la colección. De nuevo, Benito Santos creó una innovadora experiencia alrededor de un desfile de moda, así como lo hizo un año atrás con la pasarela de su colección Alteñitas en un lienzo charro.

Modelo con vestidos de noche color dorado en la pasarela de Benito Santos OtoñoInvierno 2024.

Benito Santos, Otoño-Invierno 2024.

Esta vez, inmersos en un ambiente sensorial que incluía el gusto que entraba por el paladar y la vista, los maxivestidos bordados, con aplicaciones de canutillo, delicadas transparencias, guantes de ópera en color blanco y extravagantes plumas, contaron una nueva historia en la narrativa de su firma, que se alía con las diversas propuestas que se abren camino en la cultura gastronómica de la ciudad de Guadalajara. “Donatella es atrevida, auténtica y vanguardista”.

 

Además de la selectiva paleta de color de los vestidos, que fueron de los dorados, al rojo, pasando por el blanco y los diferentes tonos de verde, el valor del trabajo artesanal de las costuras y aplicaciones fue evidente en su colección. “Creo que en todas mis colecciones trato de utilizar aplicaciones bordadas y realizar algunas piezas con un nivel superior de complejidad, esto se ha convertido en algo distintivo de mi marca y me siento satisfecho del trabajo que hacen las personas que trabajan en mi taller”, añade.

Modelos con vestidos de noche en color rosa en la pasarela de Benito Santos OtoñoInvierno 2024.

Benito Santos, Otoño-Invierno 2024.

A la fecha, Benito Santos es uno de los pocos diseñadores mexicanos que ha logrado hacer de su arte, una empresa en la que día a día colaboran más de cincuenta personas. Lo sé porque al día siguiente acudimos a su taller, en donde toda la magia sucede. Pasamos entre las distintas áreas, de patronaje, a la de corte, bordado y terminados, en donde las costureras se dedican a perfeccionar con paciencia cada uno de los hilos que pasan entre las telas, los bordados y las aplicaciones de flores, lentejuelas y plumas. Llegamos hasta la sección donde tiene perfectamente catalogado todos los vestidos de archivo que han llevado todas las celebridades a las que ha vestido a lo largo de los años.

Fue una tarde inolvidable en donde prevaleció la atmósfera de su creatividad. Subimos hasta su oficina, un amplio estudio de paredes de ladrillo decorado con sillones y dos escritorios, donde comenzó a hacer ilustraciones para el grupo que ahí nos encontrábamos, mientas nos contaba algunas de las anécdotas que forman parte de su camino.

Modelos con vestidos verdes de noche en la pasarela de Benito Santos OtoñoInvierno 2024.

Benito Santos, Otoño-Invierno 2024.

 RAFAHELL
El diseñador de Tepehuaje de Morelos descubrió su pasión por la moda a través de sus dibujos, naturalmente. Y aunque lamenta haberse deshecho de sus primeros trazos pintados sobre las hojas de sus libros de medicina, conserva la mayoría de todos los bocetos que hace de todas sus colecciones y de los diseños que le piden sus clientas, a quienes atiende de manera personal para hacerles vestidos sobre medida. Fue como mirar de cerca el detrás de escenas de la colección que vimos el día anterior. “Para mi propuesta de Otoño- Invierno 2024, trabajé mucho más con estructura, siluetas y terminados para marcar la pauta de la colección”. Características que son inherentes a los vestidos de noche que llevan las reinas de belleza. Una de las tres que ha tenido México en Miss Universo, Ximena Navarrete, sigue siendo su principal musa, y con ello reitera que en la trayectoria de Benito Santos los momentos importantes siguen siendo parte de su historia.

Benito Santos OtoñoInvierno 2024.

Benito Santos, Otoño-Invierno 2024.

“Yo soy gran admirador de los certámenes desde que era muy joven, fue mi primer acercamiento con los vestidos de gala llenos de glam. Muchas notas de estos vestidos de noche están impresos en mi ADN: el brillo, las transparencias, el vuelo de las faldas y los escotes pronunciados. El impacto de los certámenes es un tema cultural en México, más grande de lo que imaginamos. Los pueblos en el país celebran todos los años a las reinas de la región. Es una celebración de la mujer y de su belleza, y bajo ese concepto seguiré trabajado toda mi carrera”, finaliza.